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EL TEJADO DE LA SACRISTÍA
La Asociación Cultural San Jorge ha retejado y limpiado el tejado de la sacristía de la iglesia del Monasterio, que se encontraba muy…
18 Noviembre, 2011
La Asociación Cultural San Jorge ha retejado y limpiado el tejado de la sacristía de la iglesia del Monasterio, que se encontraba muy sucio y con cantidad de tejas rotas. Esta situación en la que se encontraba el tejado producía filtraciones de agua de lluvia en la sacristía. Filtraciones que llegaron a dañar el cuadro El Calvario que en ella estaba colgado y que hoy, restaurado por esta asociación, se puede admirar colgado en la iglesia por todos quienes la visitan.
Se procedió a retirar toda la porquería acumulada en el tejado, tierra, hierbas y restos de nidos de pájaros, algo que no se hacía desde que se restauró allí, a principios de los setenta del siglo pasado. Seguidamente se repusieron las tejas rotas y muchas de ellas se sujetaron con argamasa de cemento y arena. Las labores del retajado fueron realizadas por un par de socios, como siempre voluntariamente. Estos trabajos de mantenimiento de inmuebles urbanos y rurales de nuestro entorno, realizados por la Asociación C. San Jorge y por la Asociación C. R. Santa Engracia se están espaciando cada vez más y parece ser que se van a espaciar aún mucho más, ya que el ritmo de actuación y la ilusión con la que se hacían se ha roto y la dinámica de trabajo que se llegó a crear será muy difícil que se vuelva a conseguir de nuevo debido a la falta de sintonía entre el Ayuntamiento y las Asociaciones que se inició con la llegada del actual Alcalde y que se ha acentuado al inicio de su segunda legislatura. Se añoran aquellos años del anterior Alcalde cuando la sintonía entre Ayuntamiento y Asociaciones hicieron vibrar al pueblo con un activismo intenso y continuado para revitalizar el pueblo que se encontraba en una decadencia y apatía tal que lo abocaban a su desaparición por inanición, siendo distinguido el Ayuntamiento al final de su legislatura por la Federación Navarra de Municipios y Concejos con el Primer Premio de Buenas Prácticas en Políticas Municipales en el Área de Organización Interna, Innovación y Calidad, y Transparencia y Participación ciudadana. En la anterior legislatura el Alcalde y el Ayuntamiento no apreciaron el trabajo que los miembros del grupo de voluntariado de las asociaciones realizaron en el mantenimiento y conservación de fuentes, aljibes, lavaderos y refugios, poda de árboles, colocación de alumbrado navideño, mantenimiento de zonas verdes…; mientras tanto este trabajo era reconocido a nivel regional e internacional siendo nuestra Asociación distinguida con una Mención Especial en el “IV Premio de Buenas Prácticas en Desarrollo Local Sostenible” convocado por la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda de Navarra, y con otra Mención Especial en el “VII Concurso Internacional de Buenas Prácticas para Mejorar las Condiciones de Vida, Dubai 2008” convocado por el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-Habitat) y que nos fue entregado en Madrid por la Ministra de Vivienda Beatriz Corredor Sierra. En la actual legislatura no sólo no lo han apreciado, sino que lo han despreciado, algo difícil de entender en estos tiempos de crisis y ahora que en otras localidades se está recuperando el trabajo en auzolán, cuando en Azuelo hemos sido ejemplo distinguido de este tipo de trabajo, siendo por ello por lo que el trabajo de mantenimiento antes citado llegará a unos niveles muy bajos y será muy poco probable que se recupere. Sin embargo, hoy en día hay quien sigue reconociendo el trabajo realizado por nuestra Asociación durante estos años como en esta poesía que hemos recibido de Francisco Crespo, el poeta de Azuelo. MI PUEBLO Hay un pueblo muy bonito al pie del monte Yoar, Azuelo tiene por nombre en el valle de Aguilar. Es un pueblo muy pequeño con muchos años de edad, que unos monjes habitaron y empezaron a crear. Vivían de la oración y un huerto que cultivaban. Del manantial que tenían el agua aprovechaban. Después trajeron rebaños que llevaron a pastar y poco a poco los campos se fueron a cultivar. La paz que allá se respira con nada se puede pagar, no hay lugar que lo iguale, ni en el mundo una ciudad. Con el paso del tiempo vacío se queda el pueblo, las casas sin arreglar y los pajares muy viejos. Porque marcharnos tuvimos sólo en busca de dinero sin pensar en el bienestar que nos ofrecen los pueblos. Con la industria en la ciudad, los coches y los “braseros” nos vamos contaminando sin que pongamos remedio. Pero no podía ser que aquel pueblo tan querido se quedara abandonado y cayera en el olvido. A la Asociación Santa Engracia yo bien decirle quisiera que siga cuidando el pueblo como si una joya fuera. Ya se arreglaron las casas, fuentes y caminitos. El pueblo será pequeño, pequeño pero bonito. Con la crisis que tenemos, si esto no se remedia, quizás volver tengamos a cultivar esas tierras. Y aunque ya somos mayores para subir a la Sierra consejos podremos darles a quienes cultivarlas quieran. Y que felices seremos paseando por el pueblo con el bastón en la mano caminando a paso lento. O sentados en un banco recordando viejos tiempos, dejando pasar las horas como hicieron los abuelos.