Qué visitar
Los Aljibes de la Sierra de Azuelo
Fue un proyecto medioambiental que la Asociación Cultural Recreativa Santa Engracia en colaboración con el Ayuntamiento de Azuelo, realizado durante el año 2.004.
RESTAURACION en el año 2.004
Los aljibes se encontraban, unos más, otros menos, en estado de abandono y en ruina. La maleza se había adueñado de su entorno y solamente eran localizables por quienes conocían su existencia. La cubierta de alguno ellos se había convertido en un montón de piedras, ya que las palas de la reforestación los respetaron muy poco.
Se desmanteló la parte derruida para reconstruirla con piedra. La piedra de las paredes se ha recogido con cemento para hacer más perdurable la restauración; a las paredes de los aljibes se les ha sacado la piedra por el exterior resaltando así más su acabado. Los pozos se excavaron, se limpiaron y se han impermeabilizado con una goma sobre la que va el encofrado de hormigón para evitar que se filtre el agua y perdure más tiempo en el aljibe. Las cubiertas se han reconstruido con el mismo estilo arquitectónico que estaban hechas, culminando su terminación con una falsa cúpula, elemento arquitectónico que caracteriza a estas construcciones rústicas.
Se desbrozó y limpió de maleza el entorno de los aljibes, y delante de todos ellos se ha construido el pozo de decantación. Se han realizado nuevas recogidas de agua conduciéndolas a los aljibes, ya que las primitivas no se reconocían tras la acción de la reforestación. La próxima primavera se tiene previsto sembrar hierba para regenerar rápidamente la superficie que ha sufrido el impacto de la actuación.
ALJIBE DE VALICES
Se iniciaron las obras con el desbroce de los alrededores con una pala. La misma pala hizo el hueco donde iría el pozo de decantación y la toma de agua.
A mano se desbrozó el mismo aljibe y se desmanteló la cubierta que estaba derruida en parte y el resto muy movida por los embates de alguna máquina. Se excavó el pozo al que se accedía por dos escaleras y que estaba lleno de barro hasta la primera. Excavado el pozo hasta ochenta centímetros de profundidad se procedió a sujetar las losas de las paredes del pozo, procediendo después a la impermeabilzación del mismo con una goma especial para ello. A continuaciones procedió a montar el enconfrado del pozo para echar sus paredes de hormigón reforzado con mayazo. Una vez terminado el pozo se continuaron las obras consolidando las paredes del aljibe, que poco a poco se fueron elevando hasta la altura oportuna para iniciar el cerramiento de la cubierta con una falsa cúpula. Terminadas las paredes y la cubierta del aljibe se procedió a sacarle y marcarle la piedra con cepillos de alambre.
Llama la atención de este aljibe el cabezal que es una losa, en vez de una gruesa piedra como lo es en los demás, pero que soporta muy bien todo el peso de la cubierta.
Una vez terminado el aljibe se pasó a la construcción del pozo de decantación. Se le dio la forma de balsa con un ancho canal de alimentación y un estrecho tubo de desagüe hacia el pozo del aljibe. Al pozo del aljibe no se le dotó de aliviadero, así que lógicamente cuando esté lleno se tendrá que aliviar por la puerta. El pozo de decantación está construido en hormigón con mayazo.
ALJIBE DE SANTA GADEA
Se encuentra este aljibe en todo lo alto de este término, Santa Gadea. Fue Santa Gadea un lugar donde hubo una ermita bajo la advocación de la Santa Gadea, Santa Águeda, cuya estatua se encuentra y aún se venera en el Monasterio Benedictino de Azuelo. Hoy tenemos localizados los restos de esta ermita, y puede ser que algún día los recuperemos y los restauremos ¿por qué no?
Es el aljibe de Santa Gadea el que mejor se conservaba de todos los aljibes restaurados. Iniciamos las obras con el desbroce de su entorno con una pala e hicimos con la misma pala el pozo de decantación en el mismo lugar que lo tenía antes; podamos los árboles y arbustos, dándoles forma, para poder acceder hasta él. Su pozo estaba anegado hasta la primera escalera. La labor de sacarle el barro, que lo llenaba, fue muy dura ya que tuvimos que iniciarla tumbados y excavando con piqueta desde la misma entrada. Según íbamos excavando y profundizamos llegamos a una segunda escalera, al llegara esta fase pudimos acceder al interior, y al principio en cuclillas, después de rodillas y al final ya de pie, poco a poco se terminó de excavar y vaciar toda la tierra del interior del pozo. El pozo tenía tres escaleras. Su profundidad sobrepasó el metro. Se procedió a impermeabilizar el pozo con una goma especial para ello colocada sobre las losas de sus paredes y se montó el encofrado con mayazo para darle mas consistencia al pozo. Terminado el pozo se continuó con las paredes, recogiéndolas y reforzándolas con argamasa y después se le sacó y marcó la piedra con cepillos de alambre.
Terminado el aljibe, propiamente dicho, iniciamos la construcción del pozo de decantación en tipo de balsa con un ancho canal de alimentación y un tubo estrecho para trasvasar el agua decantada al pozo del aljibe. El pozo de decantación está construido con hormigón reforzado con mayazo. Este aljibe no tiene aliviadero, por lo que lógicamente cuando esté lleno se tendrá que rebosar por la puerta.
Es este aljibe, hoy por hoy, el mejor representante de todos ellos. Su entorno no puede ser más completo, además de los arbustos y hierbas de la Sierra a su alrededor crecen los enebros, varias encinas y un hermoso roble bífido que le dan personalidad al lugar, complementado por bancos de grandes piedras que harán más grata la estancia en este lugar. Un verdadero oasis en una Sierra muy seca y árida en verano.
La peculiaridad de este aljibe hay que encontrarla en su cabezal. Un labrador de los mayores del pueblo, nos dijo que este aljibe tenía el nombre del que lo había construido, que lo buscásemos. Miramos piedra por piedra detenidamente y enfrente de nosotros en el cabezal, allí donde apoyamos tantas veces la mano y la vista, vimos unas incisiones; lavamos la piedra y nuestra búsqueda tuvo éxito. Sobre el cabezal aparecen grabadas dos letras mayúsculas y una cruz. Las letras son la “R” y la “D”. La R es normal y sencilla pero la D es una letra floreada; corresponde estas le tras al nombre de Rufino Díaz, que fue quien hizo o rehizo por última vez antes que nosotros este aljibe. La cruz que aparece es una cruz sobre calvario triangular, igual que la que estaba grabada en la puerta de los corrales de ovejas. Una cruz como está grabada en uno de los hombros de la puerta de la Choza de los Pastores, puerta que montamos de un corral derruido. Parece ser, según información recibida de nuestros mayores que se grababa esta cruz para proteger al ganado y al hombre del carbunco.
ALJIBE DE MONTEGADILLO
Era este aljibe de Montegadillo el más pequeño de los cuatro restaurados y el que peor se encontraba. Su pozo, como todos, anegado por el barro, sus paredes derribadas sobre el pozo y su bóveda derruida. Los surcos de la reforestación indicaban claramente que una gran máquina, de las que hacían los surcos le había pasado por encima.
Iniciamos los trabajos como en los demás aljibes, desbrozando los alrededores con una pala. Aquí la pala tuvo más trabajo, ya que además del desbroce hubo de hacer una entrada desde el camino, porque si no sería casi imposible con los medios de que disponíamos el poder acarrear hasta allí el material. Así y todo fue al único aljibe en el que nos vimos necesitados de un gran tractor para poder llevar hasta él todo el material, arena, grava, cemento y agua.
Piedra a piedra desmantelamos lo que quedaba de las paredes y la cubierta. El pozo, lleno de tierra, también había sido removido y sus losas de la pared estaban sueltas. Excavamos el pozo, tarea que nos fue más cómoda y rápida de realizar, ya que podíamos trabajar más libremente. Excavado el pozo hasta una profundidad de ochenta centímetros, colocamos las losas de la pared y encima de ellas pusimos la goma de impermeabilización para pasar después a montar el encofrado del pozo construido en hormigón con mayazo. Terminado el pozo continuamos levantado las paredes hasta llegar a la cubierta que como ya es propio de este tipo e construcción se remata con falsa cúpula. Terminado el aljibe y tras sacarle y marcarle la piedra iniciamos la construcción del pozo de decantación. Más que pozo, podemos decir que este aljibe está dotado de una gran balsa con un muy amplio canal de alimentación, y eso sí, un estrecho tubo para trasvasar el agua limpia al pozo del aljibe. La construcción del pozo es hormigón con mayazo. No tenemos duda de que el enclave donde está situado será el lugar preferido por las perdices para pasar el verano.
Este aljibe nos supuso mucho trabajo que otros: hubo que acarrear casi todas las piedras, que la máquina había esparcido, pero tuvimos nuestra recompensa. Dedicados a buscar una piedra aparente para cabezal, dimos con una que la suerte nos deparó que había sido el antiguo cabezal del aljibe. La prueba fue una letra grabada en él, la “A” y otras incisiones que no hemos logrado descifrar. In formados por los mayores del pueblo, esta finca perteneció a un tal Ambrosio Arana, lo cual confirmaba la letra grabada.
ALJIBE DEL PICÓN
El aljibe del Picón es el aljibe mayor de todos. Lo encontramos sin la falsa cúpula y sus paredes desmoronadas, pero alguien, hace muchos años, certificado por el color de la piedra lo había intentado recuperar de una forma rápida, después de haber sido derruido, quizás un pastor o cazadores. Habían colocado unas estacas de las utilizadas para cercar los pinos que se plantaron en esta zona hace más de veinte años años, y sobre las estacas se habían colocado unas grandes losas que hacían de cubierta.
Al igual que en los demás aljibes desbrozamos y limpiamos los alrededores con una pala mecánica y con la misma pala se hizo el hueco que iba a ocupar el pozo de decantación. Se desmanteló piedra a piedra, a mano, la provisional cubierta que tenía y la parte de las paredes que estaban movidas hasta llegar a las partes de las paredes que estaban consolidadas. Se excavó el pozo, que estaba anegado por la tierra que el agua había arrastrado hasta él a lo largo de los años, hasta una profundidad de un metro y diez centímetros, se sujetaron las losas de las paredes del pozo y sobre ellas se colocó la goma de impermeabilización, continuando con el montaje del encofrado para echar el hormigón armado de las paredes. Terminado el pozo, iniciamos la consolidación de las paredes que no habíamos desmantelado y la construcción de los paños que faltaban hasta alcanzar la altura proporcionada para proceder a la construcción de la cubierta, que como ya es típico de estas construcciones se hizo con una falsa cúpula. La piedra se recogió tanto por el interior como por el exterior, resaltándola por sus dos caras. A este aljibe se le ha dotado de aliviadero por medio de un tubo, aunque tradicionalmente no tenían sistema alguno como éste, optamos por dotarle de él.
El paso siguiente fue la construcción del pozo de decantación en tipo de balsa. El lecho del pozo y sus paredes son de losas, sobre estas losas colocamos goma de impermeabilización que nos había sobrado de los pozos de los aljibes y sobre la goma echamos el hormigón, esta vez sin mayazo para no picar la goma. Desde el pozo de decantación, un estrecho tubo alimenta de agua al aljibe, que una vez lleno, se aliviará por su parte trasera por medio de otro tubo. Tanto a los bordes del pozo de decantación como el perímetro del aljibe los dotamos con una “acera” de losas que facilitará el acceso de los visitantes.
CHOZA DE LABRADORES
CHOZA DE CASTO
El estado de la choza era de abandono total amenazando derrumbe por ruina ya que la tierra que en su día había servido de argamasa para sujetar las piedras de las paredes había desaparecido en su totalidad debido a la erosión, ya que donde está situada es una de las zonas de la Sierra que más azota el viento. La cubierta no tenía tierra y los ensamblajes de las piedras de la cubierta permitían entrar al agua en los días de lluvia.
Se desbrozó y se limpió de maleza el entorno de la choza, Las paredes se consolidaron con cemento y se sacó la piedra por el exterior, resaltando más su acabado. El interior no se ha tocado y se ha dejado como estaba, lo cual le da un aspecto mucho más rústico. En la cubierta se respetó la falsa cúpula que tenía y para impermeabilizarla se cubrió con una capa de hormigón para consolidarla, sobre está capa de hormigón se echó otra capa de tierra, tal y como en su origen se impermeabilizaban estas chozas.
Hoy puede dar cobijo a siete u ocho personas cuando se lleguen hasta ella paseando por el sendero que está proyectado marcar por esta zona, y no hay dudas de que cuando están en ella comentarán el por qué de su existencia.