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LEÑA PARA LA SOCIEDAD
Colabora
Asociación C. R. Santa Engracia
El nuevo domicilio de la Asociación, La Casa de La Conrada, “La Casa Encantada de Azuelo”, no dispone de calefacción pero tiene una cocina de leña con horno con la que fue equipada en la restauración que de esta casa hizo la Asociación en el año 2016. Había cocina de leña y no había leña. La disyuntiva era o comprar leña o solicitar una suerte de leña al Ayuntamiento en la convocatoria que hace anualmente. Se decidió por la segunda opción y el Ayuntamiento concedió a la Asociación una suerte advirtiéndole que este año se la concedía pero que el próximo año no se le iba a conceder porque la ley de hogares navarra no lo contemplaba. Parece ser que este año era legal conceder una suerte a la Asociación y el próximo ya no lo va a ser.
Las suertes de leña del monte se conceden a todos los vecinos desde el principio de los tiempos cuando la cocina se tenía que encender todos los días del año, bien fuese invierno o fuese verano, ya que el butano no llegó hasta los años cincuenta del siglo pasado, las cocinas eléctricas en los setenta y el gas ciudad aún no ha llegado. En aquellos tiempos se daban cuarenta o mas suertes de leña, estos eran los hogares de Azuelo. Tras la emigración de finales de los sesenta e inicios de los setenta, el número de suertes se redujo mucho, siendo muy pocos los vecinos que quedaron en Azuelo. A los que emigraron, si lo solicitaban se les daba una suerte para dos. También a la Asociación se le concedía una suerte hasta que instaló en su sede calefacción de gasoil. Había monte para todos, hasta para los rebaños de ovejas, cabras, bueyada y dula que pasaban en él gran parte del año. La compensación que tenían que abonar los vecinos al Ayuntamiento por el lote o suerte de leña ha tenido de todo, la mayor parte de su historia ha sido gratuita, otras veces se ha abonado mil pesetas, otras doce euros y muchos años los vecinos han cobrado del Ayuntamiento por cortar la suerte de leña.
Es el celador del monte, funcionario perito en montes del Gobierno de Navarra, quien se encarga de señalar los árboles que hay que cortar para cada suerte. Va acompañado por varios peones que los pone el Ayuntamiento para marcar los árboles señalados por él. El Ayuntamiento subastaba una o dos suertes para financiar la comida del celador y los peones voluntarios que marcaban las suertes. Este año las suertes han sido nueve y el próximo año el vecino que solicite suerte tendrá que ir uno de su casa a marcar el día que venga el celador o tendrá que abonar cincuenta euros, ya que no hay voluntarios para hacer este trabajo. El monte cada vez se va cerrando más, se cortan pocos árboles, no hay ganado que entre a pacer en él, los caminos que en su día se habilitaron para sacar la leña están descuidados e intransitables, al menos con el corte de las suertes el monte respira y se aclara. El monte era más hospitalario cuando Azuelo estaba más poblado y se repartían más suertes. Ahora se restringe la concesión de suertes y el monte cada vez es más impenetrable.
La Asociación agradece a su socia de mayor edad, Asunción López Osés de 97 años de edad, la gentileza que ha tenido con la Asociación, ya que la suerte de leña que le correspondió a ella este año la ha cedido a la Asociación. Son muchos los socios que están colaborando con la habilitación de la nueva sede en la Casa de La Conrada tras el desahucio que le hizo el Ayuntamiento de la antigua sede por no pagar un alquiler de 4.200´00€ al año. Asun también ha querido colaborar cediendo su suerte para que la cocina de leña con la que cuenta La Casa Encantada se encienda y de calor a los que a ella acuden. Muchas gracias, Asun.