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PABLO MARI
Pablo Mari Chavarri Ruiz de Villalba, para los amigos “El Zurdo”, falleció en Benidorm el pasado 31 de enero a la edad de 64 años.
Pablo Mari ha sido un azueluco que desde muy joven tuvo que emigrar de su pueblo, como tantos otros, en busca de un medio de vida que él encauzó por la carnicería continuando con lo que desde niño había visto hacer a sus padres, Corpus y Miguel, en su casa de Azuelo donde regentaban la única carnicería del pueblo.
Nada más salir de la escuela entró a trabajar en el matadero industrial de Aguilar de Codés, a cuatro kilómetros de Azuelo. Allí se sacó el carné de conducir y los gerentes del matadero le asignaron un furgón con el que recorrió durante años y años todo el País Vasco como comercial del matadero.
Su formación como carnicero fue muy completa, la carnicería no tuvo ningún secreto para él, y si a eso se le añade el don de gentes que tenía para entretener a las clientas desde el mostrador mientras esperaban su turno, hemos de decir que era la imagen prototipo del carnicero.
Dejó el matadero de Aguilar cansado de hacer kilómetros y kilómetros y se marchó a Benidorm a trabajar en la carnicería que su hermana Maite había montado en la ciudad insignia del veraneo en España. Estos dos hermanos se asentaron en esta ciudad y echaron raíces casándose con lugareños que les sujetaron a la villa alicantina.
Pablo Mari añoraba Azuelo. Él recordaba sus correrías de juventud por todos los pueblos vecinos los fines de semana y las fiestas; primero en moto, en una vespa, y luego en coche. Contaba cientos de anécdotas y chascarrillos que le habían ocurrido en compañía de otros jóvenes de Azuelo. Mas, desde que se fue a Benidorm, la distancia y el trabajo del mostrador le impidieron venir a menudo a Azuelo. Fue espaciando los viajes hasta dejarlos en uno al año, haciéndolo coincidir con algún evento significativo celebrado en Azuelo; así fue como asistió a la reunión con sus quintos el año 2009 o a la reunión familiar de los Chavarri en Azuelo el año 2011 cuando vino su primo Gerardo de Venezuela.
Ahora Pablo Mari será recordado no sólo en Azuelo sino también en los pueblos vecinos por todos los de su generación que compartieron con él alegres y divertidas jornadas de juventud y largas horas de trabajo en el matadero de Aguilar. Desde aquí enviamos un abrazo con nuestra condolencia a su esposa Isabel y a sus hijos Elena y Pablo para ayudarles a superar estos días tan amargos que les ha deparado el deceso de nuestro paisano y amigo. También hacemos extensiva nuestra condolencia a sus hermanos, José Antonio y Amparo, Carlos y Matilde, Pili, Fina y Pepe, Maite y Toni, a sus sobrinos y demás familiares.