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MUNDETE

El pasado 28 de enero falleció en Madrid el azueluco Raimundo Navacerrada Crespo a los 64 años. Su madre Mercedes Crespo Aristimuño siendo muy joven…
01 Febrero, 2012

El pasado 28 de enero falleció en Madrid el azueluco Raimundo Navacerrada Crespo a los 64 años. Su madre Mercedes Crespo Aristimuño siendo muy joven emigró de Azuelo a Madrid junto con su hermana Sabina en busca de trabajo y allí echó raíces. Se casó Mercedes con Raimundo y el matrimonio tuvo una hija a la que pusieron por nombre Mercedes y un hijo al que bautizaron con el nombre de Raimundo.

 

Raimundo ha fallecido de una forma inesperada en su propia casa estando viendo la televisión, un infarto de esos que dejan poca opción a la reacción vital.

 

Raimundo, para los de Azuelo, Mundete, lo recordamos aquí los de su edad y mayores como aquel chiquillo veraneante de Madrid que venía todos los años a disfrutar de nuestro pueblo. Lo que para nosotros era rutinario y no tenía ninguna importancia, para él era muy importante; experiencias y vivencias que un niño de capital y más de Madrid no podía ni vivirlas ni descubrirlas en su entorno. Continuó viniendo a Azuelo de mozalbete haciendo más espaciadas sus visitas; el trabajo y las obligaciones familiares limitaron sus visitas a Azuelo aunque cualquier excusa era buena para darse una vuelta por su pueblo.

 

Mundete disfrutó de los paseos a lomos de Estrella, la yegua de Eleuterio, El Guarda, su tío cuando iba con sus primos Dorita, Francisco y Merhe a Arguín a regar la huerta o a por hortalizas. Disfrutó comiendo moras recién cogidas de la mata, cogiendo nidos de gorrión por las paredes de las casas del pueblo con los niños de Azuelo de su cuadrilla, bañándose “en culitatis” en el pozo de Las Arcas, mojándose en las batallas de agua que tenían lugar durante el verano en el bebedero de la fuente mientras la hora de la siesta de los mayores, subiendo por el monte con la familia hasta Codés, llevándole el almuerzo o la comida a los segadores, montándose en los carros de bueyes cuando iban a acarrear la mies o montado en el trillo cuando se hacía la parva en la era para trillar el trigo, un tiovivo que en nada envidiaba a los de la Casa de Campo de Madrid, por supuesto que era más divertido que éstos, ya que los gaviones y las golondrinas revoloteaban a cientos a su alrededor a la caza de los insectos que salían de la parva. Disfrutó con las batalles de paja entre chicos y chicas por los montones de paja que había en las eras, disfrutó comiendo cerezas del mismo cerezo, eligiendo las que él quería, en compañía de sus amigos, aunque a veces tenían que echar a correr porque su tío El Guarda les amenazaba desde lejos con su bastón. Mundeté disfrutó de…  Mundete disfrutó de Azuelo

 

Hoy ante la penosa noticia que nos ha llegado con su defunción Azuelo quiere despedir a Mundete, uno de aquellos “jilgueros” que en los años cincuenta y sesenta contribuyó a que Azuelo fuese alegre y feliz para sus habitantes y para todos los que lo visitaban. Estamos seguros de que Mundete nunca olvidó Azuelo, es más, el nombre de Azuelo saldría a colación muy a menudo cuando contaba las “batallitas” de su infancia y juventud a su esposa e hijos.

 

Desde aquí queremos hacer llegar nuestra más sentida condolencia por este deceso a su esposa, Juli, a sus hijos María y Jorge a sus nietas y a todos sus familiares, especialmente a los de Madrid, que aunque están lejos de Azuelo, hoy Azuelo está con ellos.

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