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LA CUADRILLA DE JABALÍ DE AZUELO
Superado ya el ecuador de la temporada de caza mayor la cuadrilla de jabalí la valora como muy irregular. En muchas batidas han anotado el cero, en pocas del uno al cinco, en algunas han superado el cinco y en una han llegado a diez con las piezas abatidas
La caza del jabalí es una modalidad de caza en equipo y quienes la practican forman la cuadrilla compuesta por los perreros y las posturas. La cuadrilla de caza de jabalí de Azuelo, hermanada con las cuadrillas de Bargota, Armañanzas, Desojo y Aguilar de Codés está recorriendo esta temporada una extensa franja de terreno que se extiende desde la misma orilla del río Ebro hasta el pico de Yoar en la Sierra de Codés en busca y captura de jabalíes.
Las cuadrillas de jabalí de estos pueblos se han unido porque cada vez son menos y mayores sus componentes, dado lo dura y sacrificada que es la caza del jabalí. Son pocos los jóvenes que se integran en estas cuadrillas, ya que trasnochar y madrugar no va con ellos. Eso sí, los jóvenes que optan por esta modalidad de caza lo hacen con un gran compromiso y mayor afición, siempre atentos a los consejos de los veteranos y colaborando en las duras tareas de sacar la caza abatida del monte y desbroce de las posturas en los meses previos y posteriores a la temporada cuando hay que preparar las posturas.
Los elementos atmosféricos hacen que esta modalidad de caza en invierno sea muy dura tanto para los resaqueadores como para las posturas. Lluvia y frío son dos elementos que se maridan en muchas jornadas de caza y les hacen valorar más las escasas jornadas soleadas que les hace despojarse de la ropa de abrigo.
Cada vez es más difícil dar con los jabalíes que por las noches se dedican a destrozar huertas, maizales, viñas, almendros, nogales o levantar los sembrados como si los hubiesen arado de nuevo. Cada año aumenta el terreno que va abandonando la agricultura y la falta de ganado de pastoreo hace que los terrenos yecos y las masas forestales se hagan más impenetrables tanto para los perros como para los cazadores.
Los perreros son los encargados de mover los jabalíes y las posturas son los que tienen que abatirlos cuando llegan a su línea de tiro. En esta modalidad de caza son fundamentales los perros, sin ellos no se podrían dar las batidas. Es el perrero, resaqueador u ojeador, distintas formas de llamarlos, quien tiene la labor de adentrarse con sus perros en la zona que se da la batida con el objetivo de encontrar los jabalíes encamados y hacerles saltar de sus camas para dirigirlos al frente de la batida donde están apostadas las posturas, siempre atentas a los ruidos del monte y a la ladra de los perros.
Los perreros, siempre campo a través y sorteando, chaparros, zarzas, arbustos, matas, espinos y aulagas, animan a sus perros a recorrer las zonas de la batida para mover los jabalíes. Mas, su trabajo no termina ahí, ya que cuando se abate una pieza hay que sacarla de la batida para aprovechar su carne. Ninguna pieza abatida se puede quedar en el campo. El perrero con sus perros es como el rejoneador con sus caballos, los alimenta todo el año, los cuida, los limpia, los lleva al veterinario cundo lo necesitan, los defiende del jabalí en los agarres y si son heridos es capaz de cargar con ellos hasta sacarlos a un camino donde los pueda recoger algún todoterreno de los participantes en la batida. A veces los perreros se convierten en puntuales veterinarios cosiendo las cortadas que los colmillos de los jabalíes ocasionan a los perros en sus encontronazos y evitando que se desangren hasta que los llevan a las clínicas veterinarias. Son varios los perros heridos a lo largo de la temporada y pocos los que fallecen. Esta temporada falleció un perro en la batida de Aguilar el día de Nochevieja, aunque su dueño cargó con él durante muchos metros nada pudo hacer para detenerle la hemorragia.
Los de las posturas colaboran con los perreros en sacar la caza del monte y en la recogida de los perros desperdigados tras la batida; una colaboración mutua que tiene el mejor colofón en ese almuerzo comida que hacen al terminar la batida cuando posan con los jabalíes abatidos, Hay días que no cazan ninguno bien porque no dan con ellos o bien porque se les escapan, también hay algún día como el día de Reyes en Desojo donde la “alfombra” de los jabalíes abatidos es la satisfacción de la cuadrilla.
La caza mayor en nuestra zona además del jabalí es el corzo otra de las piezas a abatir; si bien el cupo de jabalíes a cazar es libre, el del corzo es muy limitado y controlado por el Gobierno de Navarra El corzo cada temporada aumenta su densidad y se deja ver mucho más que los jabalíes. La caza del corzo no tiene riesgo para los perros ya que estos no les hacen frente sino que tienden a huir.
No hay duda de que la caza mayor es un gran elemento socializador para los componentes de la cuadrilla y un gran beneficio para todos los ciudadanos. Alguien se ha parado a pensar que ocurriría en las carreteras y campos de Navarra si cada temporada no se abatiesen miles de jabalíes y corzos.
Ten en cuenta si un día se te cruza en la carretera un jabalí o un corzo, frena lo que puedas y nada de volantazos, que puede ser peor el remedio que la enfermedad. Los golpes con los jabalíes siempre serán bajos, puertas, aletas o capó pero los golpes de los corzos, debido a sus saltos, pueden ser bajos o se te pueden colar dentro del coche por el parabrisas o por las ventanillas.