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EL COLEGIO ERMITABERRI Y JUAN LOBO
Desde hace varios años el colegio Ermitaberri de Burlada incluye en sus salidas de senderismo una visita por el entorno de nuestro pueblo; en años anteriores los componente de este grupo, padres y alumnos del centro, han recorrido los senderos de “Las fuentes de la Peña del Anillo” y “Los aljibes de la Sierra”, hasta han ascendido al pico de Yoar, eso sí, por la zona suave ya que por la ruta de Los Penitentes o por El Cañadizo la ascensión es más exigente y la “gente menuda” bastante hace con no quedarse atrás por la ascensión de la senda de la peña de La Marza.
Este año, el 10 de marzo, salió Pedro, su sherpa particular, al encuentro de la expedición de Burlada en el Santurio de Codés donde establecieron el campamento base. Cargados con sus mochilas salían del Santuario a las once de la mañana pertrechados de vituallas en las que no faltaban los bocadillos de jamón, chorizo y queso, fruta, agua para los peques y la bota de vino para los mayores, en dirección a la Peña de la Concepción para descubrir el refugio de Juan Lobo, aquel bandido del siglo XV que con su mesnada guerreaba unas veces con beamonteses y otras con agramonteses, según le pagaban unos u otros, hasta que decidió “ponerse por su cuenta” y dedicarse a saquear La Berrueza y el Valle de Aguilar. En un principio le fue bien al bandido Juan Lobo, ya que lo abrupto de su escondrijo en los restos del castillo de Punicastro, impedía que fuese capturado hasta que en una de sus correrías por el valle fue lanceolado por el caballero Pere de Mirafuentes acompañado por ballesteros de la cofradía de San Juan de Torralba del Río. Tan grande fue la alegría de las gentes de estos pueblos por la muerte del bandido que desde entonces todos los años los cofrades de Torralba el día de San Juan celebran esta captura con bailes junto a la balsa del camino a Codés a donde arrojan al “Moro Juan” antes de ajusticiarlo públicamente en el frontón.
Camino de Punicastro, los expedicionarios de Burlada vieron “el chalet del monte” antes de llegar a las ruinas de la Ermita de La Concepción y desde allí por el muro ciclópeo, donde almorzaron, ascendieron hasta la Era del Castillo encontrando varias zonas aún con nieve iniciando una batalla de bolas de nieve niños y mayores.
Entre bojes y chaparros dieron con la guarida de Juan Lobo, una pequeña cueva donde unos en el exterior y otros en el interior posaron con su bandera para recuerdo de su estancia en este histórico lugar. Prosiguieron ascendiendo por terrazas rocosas del castillo de Punicastro, sus murallas naturales hasta llegar a la “torre del homenaje”, a la atalaya más alta de la peña; lo más alto de esta peña hasta hace poco tiempo estaba coronada por una cruz de hierro que ahora ha desaparecido por obra y gracia, suponemos, de algún gamberro o chatarrero. Lo que sí pudieron ver fue la oquedad donde estaba ubicada la campana que el vigía del castillo hacía tañer cuando se acercaba el enemigo y había peligro para avisar a la guarnición del castillo roquero.
Tras llegar a lo más alto de la Peña de La Concepción iniciaron un rápido descenso saltando de peña en peña hasta llegar al sendero que los trajo de nuevo a Codés donde dieron cuenta de una frugal parrillada de panceta, costilla y txistorra para reponer fuerzas antes de regresar a Burlada.
Pedro, al despedirse, les sugirió para el próximo año un recorrido para visitar una nevera o unas salinas, de las pocas que en Navarra están aún en activo. Así que el próximo año esperamos ver de nuevo por nuestro pueblo a este grupo de senderismo del colegio Ermitaberri formado por padres y alumnos.