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CIPRIANA, LA SACRISTANA DE AZUELO
Lo que yo hago en el Monasterio
de mis padres lo aprendí,
pues digo con alegría:
casi en la iglesia nací.
Siempre me he preocupado
por mi pueblo y por la iglesia
y todos habéis querido
que esté aquí en preferencia.
Un homenaje en tu pueblo,
la verdad, que se agradece,
las lágrimas se desbordan
y el corazón se estremece.
El día 7 de febrero de 2015 falleció en Logroño la azueluca Cipriana Sánchez Echeverría a los 86 años de edad.
Fue Cipriana hija de Anastasio, “El señor Sánchez”, y Goya. Hija y hermana de los últimos sacristanes de Azuelo del siglo pasado. El señor Sánchez o el abuelo Sánchez que así también se le conocía fue el último en practicar el rito de la sanación de la rabia en Azuelo, hoy diríamos que fue el último en aplicar el protocolo ante un caso de rabia. La calle donde vivían los sacristanes era la única calle del pueblo por la que nunca pasaban los perros. ¿Por qué sería?.
Al señor Sánchez le sustituyó como sacristán su hijo Irineo hasta que éste emigró con su familia a Bilbao donde desempeñó el oficio de sacristán en la parroquia de San Francisco Javier. Con la familia de Irineo también emigró la familia de su hermana Cipriana, al igual que muchas otras de Azuelo estableciéndose en Bilbao por aquellos años una nutrida colonia de Azuelucos.
Cipriana se desposó con Jesús Crespo, “Jesús el de Valeriano” y tuvieron siete hijos Andrés, Gloria, Santiago, Mª Paz, José Santos, Jesús Luis y Anabel.
En Azuelo fue una familia de labradores que como casi todas las del pueblo emigró a finales de los sesenta en busca de una mejor calidad de vida asentándose en Bilbao. Allí, Jesús y sus hijos mayores se emplearon en la construcción y Cipriana en una portería. La desgracia se cebó en esta familia falleciendo pronto el padre, Jesús, y uno de los hijos, Jesús Luis; otro de los hijos, Andrés, murió también en Bilbao, ya casado. Cipriana tuvo que sacar adelante a la familia con su trabajo de portera.
Cuando Cipriana se jubiló regresó a vivir a Azuelo retomando el oficio de sacristán de su familia. Oficio que ejerció hasta que la enfermedad se lo impidió hace pocos años.
Era Cipriana alegre, dicharachera, servicial y dedicada al servicio de la iglesia, mente de verso fácil de la que guardamos alguno de sus poemas como el que arriba se cita y que escribió en uno de sus homenajes. Además de sacristana también ejerció de guía del Monasterio. Su disposición a atender a quienes llegaban a visitar el Monasterio era tal que a veces por no hacerles esperar iba con bata y hasta con los rulos puestos.
Cipriana fue socia de las dos asociaciones de Azuelo, de la Asociación Santa Engracia y de la Asociación Cultural Monasterio de San Jorge. En dos ocasiones La Asociación Santa Engracia le reconoció su trabajo realizado en Azuelo. El 26 de marzo de 2005 se le hizo un homenaje como sacristana y guía del Monasterio en el que se le entregó una reproducción del patrón de Azuelo, San Jorge, y el 29 de marzo de 2009 se le hizo un homenaje como labradora de Azuelo en el que se le entregaron dos espigas de vidrio
Cipriana ha contribuido con su colaboración en el Monasterio a difundir su conocimiento. Siempre estaba dispuesta para participar en cualquier actividad que organizase la Asociación, el día de la siega y la trilla, la grabación del documental de Los Lavaderos, el Día de la Mujer, el Día de Nuestros Mayores, la Fiesta de la Matanza, Halloween…
Hoy despedimos desde aquí a Cipriana y le decimos que permanecerá muy presente entre nosotros; en esta página la podemos encontrar en cientos de fotografías. El fallecimiento de Cipriana ha sido muy sentido por la familia, pero también por nuestra asociación, ya que fue una socia muy activa. Es por ello por lo que queremos compartir con su familia estos días de duelo y así se lo queremos hacer llegar a sus hijos Gloria, Santiago, Mª Paz, Anabel y a todos sus familiares.