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BAUTIZO DE XABIER
El día 10 de agosto repicaron alegremente las campanas del Monasterio de Azuelo para anunciar que un nuevo azueluco iba a ser bautizado en la pila románica de su iglesia. El neófito, un precioso bebé, Xabier, hijo del joven matrimonio formado por Alicia y Miguel, el hijo de Gerardo y Pili, que aunque viven en Pamplona quisieron traer a su hijo para bautizarlo en Azuelo, el pueblo de sus raíces.
Llegó al pueblo una larga comitiva de familiares, tanto de Miguel como de Alicia. Los de Miguel vinieron de Navarra y La Rioja y los de Alicia desde Sevilla, que es donde viven sus padres, Jesús y Olga.
Fueron los padrinos Iñigo, el hermano de Miguel, y María, la hermana de Alicia; el cura oficiante fue nuestro párroco Jean Pierre Kankolongo, un simpático y bonachón hombretón de la República Democrática del Congo, que recorre nuestras carreteras para atender a seis o siete pueblos que tiene adjudicados. ¡Cómo han cambiado los tiempos! Aún recordamos a nuestra maestra Dª Paca y a sus huchas de “negrito” y “chinito” que tenía encima de su mesa, cuando todos los lunes al llegar por la mañana a la escuela y tras el saludo de rigor nada más entrar, ¡Ave María Purísima!, nos dirigíamos hasta las huchas para depositar en ellas, según la preferencia de cada cual, una “perragorda” o una “perrilla” de nuestra paga dominical. No tenemos duda de que aquella “inversión” hoy nos da sus frutos y somos atendidos en la iglesia por nuestro querido Jean Pierre.
Inició Jean Pierre la liturgia del bautizo y Xabier cogió una “casqueta” que no la soltó hasta que no salió de la iglesia; su constante llanto no lo podían contener ni su tía María ni su madre Alicia. ¿Era sueño lo que tenía Xabier, era hambre, o le imponía la figura de Jean Pierre? No lo supimos, quizás él nos lo diga algún día cuando tenga que escribir la carta a los Reyes Magos y su preferido sea Baltasar. Lo que sí sabemos es que en cuanto Xabier salió de la iglesia se quedó dormido plácidamente en su silleta mientras padrinos y abuelos en el pórtico de la iglesia lanzaban caramelos y golosinas a todos los asistentes, tanto pequeños como mayores, siguiendo la tradición de antaño de nuestro pueblo.
Tras el bautizo, los abuelos del recién bautizado invitaron a todos los asistentes a tomar un aperitivo en el bar de nuestra Asociación; acto muy concurrido donde además de comentar el desarrollo del bautizo se recordaron anécdotas de otros bautizos como aquella de Faustino Ochoa que para celebrar el bautizo de su nieta lanzaba pesetas rubias por la ventana de su casa, además de caramelos, solo que las pesetas las tenía calentándose en la chapa de la cocina económica y cuando los asistentes las iban a coger las soltaban inmediatamente para no quemarse. ¡Qué jodido, este Faustino!
Tras el aperitivo todos los familiares asistieron a la comida que Gerardo y Pili habían preparado en El Granero, donde el plato estrella fue el cordero asado en Los Arcos, el pueblo de Pili.
Nuestra enhorabuena y felicitación a padres y abuelos del nuevo azueluco, Xabier, que no tardará mucho tiempo en corretear por las Eras de Arriba en compañía de su prima Lucía tras los otros primos, Diego y Aroa.