Noticias
ARGUEDAS Y ARAS EN AZUELO
¿Pura coincidencia? Pues, no. Tres pueblos de Navarra que inician su nombre por “a” no coinciden en un mismo lugar si alguien no se preocupa de ello. Y de ello se han ocupado varias personas de cada uno de estos pueblos, aunque el verdadero culpable ha sido Javier Resa. Este evento aconteció el 23 de mayo.
Cuenta Aras con una rondalla-coral que muchos pueblos mayores la quisieran. El artífice de esta coral ha sido Javier Resa con una fuerte afición a la música que ha sabido trasmitir allí donde ha estado a quienes se han interesado en ello. A los de Aras ya los hemos escuchado en nuestro pueblo; fue en el año 2007 en la Fiesta de la Matanza cuando nos ofrecieron un concierto con lo mejor de su repertorio, y hasta nos dedicaron un pasacalles y una jota.
Los de Arguedas era la primera vez que aterrizaban en nuestro pueblo, y estamos seguros de que no será la última, porque volverán por aquí ya que está bien demostrado que el que viene a Azuelo por primera vez, repite. Descubrir un pequeño pueblo como éste en una zona casi olvidada de Navarra sorprende a quienes ya piensan que conocen todo Navarra. En Arguedas también son aficionados a la música y el artífice de su coral es igualmente Javier Resa.
Las dos corales que tienen al mismo director cursan visita a sus pueblos en años alternos y este año les correspondía a los de Arguedas venir a Aras. Los de Aras les programaron una visita por la zona, el Monasterio de Azuelo y el Santuario de Codés.
Llegaron los de Aras y los de Arguedas a nuestro pueblo donde fueron recibidos por los dos Pedros, Zurbano y San Emeterio que los llevaron al local de la Asociación para tomar un piscolabis que los de Aras habían preparado previamente. Tras departir las dos corales los saludos de bienvenida, besos y abrazos, Pedro, el Secretario de la Asociación, les ofreció una sinóptica información de lo que era Azuelo, pasando seguidamente a visitar los lavaderos y el Monasterio. La visita al pueblo y al Monasterio, así como la charla informativa fue del agrado de todos. Y hablando, hablando, hablando y viendo, viendo, viendo se pasó la mañana tan rápido que hubo que meterlos a prisa a todos en el autobús para llegar puntuales a comer en Codés donde, tras visitar el santuario y cantarle una Salve a la Virgen dieron buena cuenta del ágape de hermandad y terminaron su jornada de convivencia a última hora de la tarde.
Sí, también cantaron en nuestro Monasterio, dónde la acústica de sus muros acogió la música que allí se cantó hace más de mil años, el canto gregoriano que cantaban los monjes y que las dos corales dirigidas por Javier volvieron a cantar para deleite tanto de los que cantaban como de quienes escuchaban.
En las fotos de grupo hay un infiltrado de Azuelo. Descúbrelo. Te daremos una pista, le chifla la música y canta mejor que nadie “Torito nevao”.