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ANGELITO
El día 31 de octubre falleció en Madrid el azueluco Angel Díaz de Cerio Ruiz de Villalba, “ANGELITO”, religioso de la orden Religiosos Camilos, a los 73 años. Angel era hijo de José “El de Florentino” y de Nuncia, la de Espronceda.
Angelito, siendo mozalbete se fue al seminario que los Camilos tenían en Navarrete, hoy convertido en un hotel de lujo. Él quería ser religioso emulando a su tío Angel Díaz de Cerio Yániz, hermano jesuita muy poco conocido en Azuelo y muy conocido en Venezuela donde desarrolló su vida religiosa y ¡qué vida!; algún día hablaremos de él.
Angelito, tan humilde como lo fue su tío Angel, no se ordenó sacerdote, sino que siempre fue “HERMANO”. Un hermano enfermero dedicado, como la mayoría de religiosos de su orden, al cuidado de los enfermos. Desarrolló su trabajo sanitario en Madrid y Barcelona, y hasta cruzó un par de veces “el charco” para realizar su trabajo en Argentina
Angelito fue la musa de su tío Angel, el jesuita de Venezuela, ya que éste recordaba a su sobrino de Azuelo, como el niño al que había que enseñarle a leer y así fue cómo inventó un método de lectura, “ANGELITO”, con el que han aprendido a leer varias generaciones de venezolanos.
Angelito era muy amante de su pueblo y venía a Azuelo todos los años en vacaciones donde pasaba unos felices días por el pueblo recordando fechorías y andanzas de niño y mozalbete con su cuadrilla de entonces. Disfrutó mucho durante los años que nuestra Asociación restauró el pueblo y su entorno dándonos ánimos a continuar en ello y felicitarnos por lo realizado. Aún recordamos cuando el año 2007 se restauró la fuente de Las Arcas y nos decía: “Yo subo andando hasta la fuente y me siento a leer en ese tronco de árbol que habéis puesto para banco y escuchando el gorgoteo del agua se me pasa el tiempo que no me entero”. Sí, Angelito, eso le pasó al abad benedictino de Leyre, Virila, y llegó a ser Santo; un día embelesado por los trinos de un ruiseñor mientras leía junto a una fuente se quedó dormido y cuando despertó regresó al monasterio que no lo reconocía como el suyo, dadas sus transformaciones; llegó a la portería y nadie lo reconoció. Buscando en el archivo del cenobio encuentran un abad Virila “perdido en el bosque”, pero hacía trescientos años.
Angelito recibió el homenaje de nuestra Asociación el año 2007 por sus muchos años de vida dedicada a sanar y consolar enfermos. El 28 de julio de 2007 se le hizo entrega de una placa reproducción de nuestro Monasterio de manos del Arzobispo de Pamplona, D. Fernando Sebastián Aguilar que vino desde Pamplona ex profeso para el homenaje a nuestros religiosos y religiosas y entregarles la placa que nuestra asociación les dedicó.
Angelito ya no vendrá a Azuelo, se ha quedado para siempre en Madrid, aunque ¿quién sabe si no será un Virila más y regrese a Azuelo dentro de trescientos años? Estamos seguros de que “madera de santo” tenía, y si no que se lo pregunten a los cientos de enfermos que pasaron por sus manos. Mientras ese momento llega lamentamos y sentimos la pérdida de este azueluco, y hacemos llegar nuestro pésame a sus hermanos, Santos y Pili, Raquel, Javier, Vere y Chema, y Tino, a sus sobrinos y demás familiares.