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ALICIA Y MIGUEL
El día 30 de octubre contrajeron matrimonio en Sevilla la pareja, Miguel Díaz de Cerio y Alicia González del Pozo. El joven azueluco Miguel, hijo de Gerardo y Pilar, le dio el sí para toda una vida a Alicia, una guapa andaluza de ascendencia Navarra, en la Capilla de la Hermandad de los Estudiantes de Sevilla.
Miguel, al que nada más nacer sus padres trajeron a bautizar al Monasterio de Azuelo, no pudo convencer a Alicia para casarse en nuestro pueblo, así que unos cien navarros de Azuelo y los Arcos se organizaron con unos “autobuses charter” y se lanzaron a atravesar la Península para llegar a Andalucía como antaño lo hicieron las huestes navarras allí por el año 1.212.
Esta vez, los arqueños y los azuelucos no llevaban arcos ni mazas para repartir mamporros, sino guitarras, bandurrias, laudes y buenas voces para entonar la Salve Rociera que dejaron boquiabiertos a los sevillanos cuando la Rondalla Santa María de Los Arcos dio los primeros acordes de la Salve ¿Es que estos navarros cantan otra cosa que no sean jotas?, se preguntaban los sevillanos. Pues, sí. Además de cantar la Salve y otras muchas piezas, también cantaron la jota de San Fermín. Tal fue la empatía entre sevillanos y navarros que en la despedida de unos y otros para devolverles la visita, los andaluces cantaban: “A Pamplona hemos de ir con una bota, con una bota…”, “Uno de enero, dos de febrero…”
Además de esta grata jornada en Sevilla, la expedición Navarra disfrutó de otras más en su viaje de vuelta a los “cuarteles de invierno” con paradas en varias ciudades extremeñas y castellanas donde se dejaban oír a la vez que hacían turismo cultural y gastronómico.
Quienes de verdad disfrutaron con este acontecimiento fueron los hermanos azuelucos, Jose Manuel, Angelines, Pepe Luis, Gerardo y Visi, que aprovecharon el acontecimiento para juntarse unos días todos. Seguros estamos de que en sus conversaciones recordarían a sus padres, Angeles y Jaime. Y seguros estamos también de que allí estuvieron ellos, ya que su padre no es a la primera boda a la que asistiría con su guitarra como lo hizo alguna vez cuando había una boda en Azuelo.
¡Felicidades Miguel y Alicia! Os deseamos lo mejor para vosotros. Alicia te agradecemos tu colaboración con las actividades de nuestra Asociación y todos te recordamos como la “chica sevillana” que nos impartió una cata de aceites, que tanta aceptación tuvo, así que tendrás que repetirla.
Enhorabuena Gerardo y Pilar por el matrimonio de vuestro segundo retoño. Id preparando el próximo viaje para el matrimonio del primogénito, Iñigo, que nos hemos enterado de que vais a tener que ir a Polonia; Sevilla está aquí al lado y Polonia un par de cuartas más al norte, pero en el mapa. ¡Qué pequeño es el mundo! Dijo Pepe Luis, que vino desde Chile a la boda.