Relatos

SAN SIMEÓN

05 Mayo, 2021

Azuelo también guarda la bella historia de San Simeón, el labrador, hijo de Cabredo y víctima de la furia envidiosa de sus convecinos.

Tenían causa, cierto, a saber: si le llamaba la devoción de la santa misa, acudía súbito dejando los bueyes y la reja a su aire. Volvía y los animales, obedeciendo, sumisos, habían seguido en el tajo, como guiados por mano humana y gobernado media robada. Si a la tarde no llegaba el viento a la parva, lo llamaba, y venía temprano desde Yoar. Si tenía sed ordenaba a su cántaro y le veían volar tal que pájaro y abastecerse de agua en el manantial. Justificada la envidia, pues, los vecinos de Cabredo lo quisieron lapidar. Los bueyes previsores, siguiendo quiza consejos de Dios, lo arrastraron pacientemente hasta el lugar de Azuelo, fue recogido, auxiliado y acomodado. Luego lo vemos de lego en el monasterio, luego santo, luego pagó con milagros el favor. Y no sé si todavía hoy es protector de los enfermos que padecen calenturas tercianas, como en su día lo fue.