Relatos
DOS DESEOS CUMPLIDOS
“Dos deseos cumplidos” es el título del cuento escrito por la azueluca Claudia Urtiaga Crespo, alumna de las Escuelas Pías de Logroño, y que en abril de este año 2.010 presentó al “XXII Certamen de Relatos y Cuentos Ciudad de Viana”, siendo distinguido con el Segundo Premio en la modalidad: Escolares resto del Estado, castellano.
Felicitamos a Claudia el día que nos enteramos del premio conseguido y hoy ella nos quiere obsequiar con la lectura de su cuento, que aquí transcribimos. Gracias Claudia y continúa cultivando tu afición a la escritura. Esperamos que este tu primer premio te traiga muchos más, nosotros estaremos encantados de leer tus relatos y de alegrarnos con tus éxitos.
DOS DESEOS CUMPLIDOS
En Animalandia, una tienda de animales situada dentro de un gran centro comercial, vivían Daniela y Martina. Eran dos tortugas tan pequeñas que nadie se fijaba en ellas. Incluso sus propias compañeras les trataban mal. Cuando les echaban de comer sus compañeras, como eran más grandes se lo comían todo y a ellas sólo les dejaban las sobras, por eso crecían poco. Eran dos tortugas desmirriadas, tristes, solitarias, con párpados caídos y el caparazón deslucido.
Sus aburridos días transcurrían viendo pasar a millones de personas sin que nadie se fijase en ellas.
Las dos deseaban que algún día alguien se fijara en ellas y las adoptasen a las dos juntas.
Un sábado por la tarde, Claudia, que era una niña el barrio, acompañó a sus padres al centro comercial para hacer la compra. A
Claudia eso le parecía un rollazo, lo único que le gustaba era que mientras sus padres pagaban, ella podía entrar un rato en la tienda de animales que había enfrente de las cajas registradoras.
Claudia, como de costumbre entró en la tienda de animales.
A Claudia le chiflaban todos los animales. Primero juega un rato con los cachorritos de perro, después acurruca a los conejos suaves y esponjosos, también observa a los brillantes peces de colores.
De repente le llamó la atención una pecera llena de tortugas, se acercó para observarlas un rato, y le llamó la atención dos tortuguitas que estaban juntas en un rincón sin moverse.
Una de las tortuguitas levantó la cabecita y vio dos grandes ojos azules que le miraban atentamente, la tortuguita se quedó impresionada y le salió un apequeña sonrisita.
Claudia se dio cuenta de la sonrisa, salió disparada en busca de sus padres, para convencerles de que su mayor deseo era poder cuidar a esas dos tortuguitas, porque necesitaban mucho cariño,
Así se cumplió el deseo de Daniela y Martina de tener un hogar, y el deseo de Claudia de tener mascotas.
Daniela y Martina fueron muy felices y se convirtieron en dos grandes y hermosas tortugas.