VI MARCHA RUTA DE LOS LAVADEROS
Al mal tiempo, buena cara. Buena cara es la que pusieron los ciento treinta y ocho senderistas que el día 1 de junio participaron en la “VI MARCHA RUTA DE LOS LAVADEROS”, a pesar de la mañana desapacible que amenazaba lluvia, organizada por las asociaciones Grupo de Senderismo de Bargota, Asociación Katxupin de Espronceda, Asociación Peñablanca de Torralba del Río, Asociación Ntra Sra de Collantes de Aguilar de Codés y Asociación Sta Engracia de Azuelo.
Este año ha sido el que más participantes ha tenido esta marcha pudiéndose decir que se ha convertido en internacional porque además de asistir autóctonos de los pueblos organizadores, también llegaron de Estella, Pamplona, Bilbao, Tolosa, Francia, 21, que se alojaron en la Hospedería de Codés, y Portugal, 2.
El objetivo de esta marcha es triple. Uno, practicar el senderismo por bellos paisajes de cerros y valles entre campos de cereal y viñedos, disfrutando de espectaculares vistas de la Sierra de Codés y del Valle del Ebro. Dos, difundir y dar a conocer el patrimonio rústico menor de estos pueblos como son los lavaderos, todos recuperados tras largos años de abandono, las chozas de labranza esparcidas por las piezas, algunas ya abandonadas, fuentes y aljibes. Tres, disfrutar de un día de convivencia entre las gentes de estos pueblos que aun estando unos junto a otros a veces, por la ajetreada vida que llevamos, no se dispone de tiempo para conocer a nuestros vecinos.
Eran las nueve cuando los senderistas, pertrechados para afrontar la desapacible mañana que se avecinaba partían de Azuelo dejando atrás su Monasterio de San Jorge y tras pasar por la hermosa fuente de Las Pilas llegaron hasta el Alto de Garañango avistando Bargota. Desde allí, un largo descenso los llevó hasta el frontón cubierto de Bargota donde según iban llegando se sentaban a disfrutar de dos huevos fritos con panceta y el vino “Joanes de Bargota”. Tras reponer fuerzas prosiguieron el itinerario visitando el monumental lavadero de Bargota y ascendiendo de nuevo por el valle llegaron a la cota que divisa Espronceda a donde llegaron a las once y media y cuyo lavadero, a pesar de lo que va lloviendo este año, estaba vacío. De Espronceda pusieron rumbo a Codés llegando a Torralba y tras visitar el Lavadero de la Fuente y el de La Lusa y después de avituallarse de agua y fruta se dispusieron a afrontar la última parte del recorrido. Era mediodía cuando llegaban de nuevo a Azuelo terminando el recorrido que según algunos de los senderistas superaba los quince kilómetros y tras visitar sus dos lavaderos y sacarse alguna foto de grupo se cambiaron de ropa para asistir a la comida.
En el Granero de Azuelo tuvo lugar la comida de hermandad entre todos los asistentes teniendo como plato fuerte una monumental paella de marisco precedida de entrantes y ensalada fría y continuada con dulces postres, café y licores. La monumental paella cocinada por el mejor cocinero de Azuelo, José Mª Ochoa, impresionó a todos ya que en Azuelo era la primera vez que se cocinaba una paella de este tamaño; ocho robustos mozos de Azuelo y Bargota fueron necesarios para transportarla desde la nave de José Manuel donde se cocinó hasta El Granero donde se sirvió a los comensales.
Terminó la jornada con un café concierto del “Dúo Erre que Erre” de Calahorra que interpretó un repertorio de canciones que se escucharon más que se bailaron aunque algunos de los senderistas más marchosos, sin acordarse del cansancio, se animaron a mover el esqueleto.
Fue una actividad que une pueblos acortando distancias entre sus gentes relacionadas por medios de vida de antaño que tenían en común la vida social que se hacía entonces en los lavaderos y en los anexos pilones o abrevaderos para el ganado. Una jornada de convivencia que en todos los asistentes dejó un grato recuerdo y en la despedida la frase que más se oyó fue ¡Hasta el año que viene! ¡No! ¡Que antes nos veremos en Bargota, en “La Brujería”!