V MARCHA “RUTA DE LOS LAVADEROS”
El día 2 de junio tuvo lugar la “V Marcha Ruta de los Lavaderos”. Una actividad de senderismo organizada por las asociaciones de Azuelo, Asocición C.R. Santa Engracia, de Aguilar de Codés, Asociación Ntra Sra. de Collantes, de Bargota, Grupo de Senderismo, de Espronceda, Asocición Katxupin y de Torralba, Asociación Peña Blanca. Un recorrido de quince kilómetros que partiendo de Bargota termina en Aguilar de Codés pasando por Espronceda, Torralba y Azuelo.
Los objetivos del recorrido son varios, uno el practicar el senderismo por caminos y veredas, algunas de las cuales ya están en desuso, otro es el aspecto etnológico visitando lavaderos y fuentes por los pueblos y sus caminos, y un tercero el social, quizás el más importante ya que al ser una actividad compartida por varios pueblos se convierte en una grata jornada de convivencia.
Siete son los lavaderos que hay en estos cinco pueblos. Todos ellos han sido restaurados en los últimos años con la colaboración de los ayuntamientos, de la Agencia Teder y de voluntarios. Anteriormente algunos se encontraban en ruinas o enterrados porque desde el último tercio del siglo pasado con la llegada de las lavadoras a nuestros pueblos fueron abandonados y gracias podemos dar a que de una forma u otra se conservaron en mejores o peores condiciones unos y otros, ya que conocemos a varios pueblos de nuestro entorno donde estos lavaderos fueron a parar a la escombrera y ahora se lamentan de ello.
Siete lavaderos que son una muestra elocuente de la arquitectura rural puesta al servicio práctico de los vecinos de estos pueblos que los utilizaron muchísimos años antes de que llegase el agua corriente a las casas, como sustitutos de las orillas de los ríos donde primitivamente se lavaba la ropa. Los hay de todos tipos y tamaños, unos están cubiertos, otros descubiertos, unos son grandes, otros son pequeños, unos están en el centro del pueblo, otros están a las afueras. Todos ellos están llenos de agua y en perfecto estado para poder ser utilizados en cualquier momento. Algunos se han convertido en estanques decorativos hasta con carpas de variados colores.
Este año fueron setenta y seis los senderistas inscritos en la marcha que con una agradable temperatura para andar se dieron cita en Bargota donde hicieron el calentamiento en el gimnasio al aire libre que el Ayuntamiento de este pueblo ha instalado en el solar donde estaba ubicado el granero del trigo. Desde el “gimnasio” se dirigieron al lavadero de Bargota para iniciar la marcha a las nueve de la mañana. Tras recorrer los campos de Bargota a través de viñedos, frutales, las llamativas cerezas con su rojo colorido y dulce sabor que ahora están en su apogeo, y extensos campos de cereal, los senderistas dieron vista a Espronceda y aceleraron la marcha espoleados por el olorcillo que les llegaba de los huevos y panceta frita que se estaba preparando para el almuerzo y los cientos de miles de diminutos mosquitos que como si de una plaga bíblica se tratase acosaban a los senderistas, quizás por invadir su tranquilo territorio.
A las diez horas llegaban los senderistas a la plaza de Espronceda donde se acomodaron en las mesas preparadas por la organización y dieron buena cuenta del almuerzo, un par de huevos fritos con panceta regados con agua y vino fresco. Les costó arrancar de Espronceda para continuar la marcha ya que un buen almuerzo pedía una buena sobremesa de charla y descanso. Eran las once y media cuando la serpiente multicolor formada por los senderistas entraba en Torralba y tras un trago de agua de su fuente o de un botellín de agua fresca que portaban los vehículos de apoyo se continuó la marcha hasta llegar a Azuelo donde estaba el avituallamiento a base de fruta y agua frescas; un refrigerio para tomar fuerzas antes de acometer la última parte del recorrido, sin duda la parte más dura por los kilómetros que ya se habían andado, por los fuertes desniveles a superar al final del recorrido y sobre todo por el fuerte calor que se dejaba sentir a estas horas de la mañana. Al llegar a la gran fuente de Fuentes Frías los senderistas se arremolinaban en su dos grandes y hermosos caños por los que manaba gran cantidad de agua y como su nombre indica, muy fresca.
Las agujas del reloj pasaban de las dos horas cuando los senderistas llegaban a Aguilar donde tras tomar una cerveza fresca en el bar fueron recogidos con los coches de la organización para llevarlos de nuevo a Azuelo. Localidad donde iba a tener lugar la comida. Atrás habían quedado los lavaderos y fuentes de todos los pueblos, las viñas de Bargota, las excepcionales vistas de la Sierra de Codés, las murallas de Torralba, el Monasterio de Azuelo y la ermita de San Bartolomé de Aguilar, todo ello envuelto en una campiña con unos tonos variados de verde, que solamente se pueden ver en esta época del año, salpicada con el rojo de las amapolas, el blanco de las margaritas y el amarillo de las mayas y de las aulagas.
A las tres de la tarde en el Granero de Azuelo se sentaban los senderistas a degustar la comida elaborada por la organización. Tras departir el menú tuvo lugar una sosegada sobremesa contando los pormenores de la marcha y otras anécdotas y chascarrillos que se prolongó hasta últimas horas de la tarde cuando se despedían todos deseándose encontrarse en la marcha del próximo año.
No queremos terminar está crónica sin agradecer el trabajo que supuso para los y las componentes de la organización que se ocuparon de preparar el almuerzo y mesas en Espronceda, la comida y mesas en Azuelo y para los que llevaron los vehículos de apoyo. A todos ellos les damos las gracias porque además de su trabajo se tuvieron que sacrificar en no poder andar en la marcha como a ellos les hubiese gustado.
Si aún no has participado en esta actividad te diremos que te pierdes el recorrer andando unos campos y lugares que nuestros antepasados tanto tuvieron que patear para cultivar hasta el último terruño y que hoy se nos muestran para deleite de quienes paseamos por ellos. Desde aquí te invitamos a participar el próximo año.