UNA TARDE CON IÑAKI PERURENA EN PERU-HARRI
El día 9 de julio en la excursión programada por la Asociación Santa Engracia de Azuelo a Lekumberri y Leitza, los excursionistas llegaron después de comer en San Miguel de Aralar a Gorritienea en Leitza, el caserío-museo familiar de Iñaki Perurena, el mejor harrijasotzaile (levantador de piedras) de todos los tiempos.
Recibió Perurena a los excursionistas en la puerta del caserío donde los estaba esperando y tras darles la bienvenida, tuvo la deferencia de hablar toda la tarde en castellano ya que ninguno de los excursionistas hablaba euskera, los introdujo en la planta baja del caserío para iniciar la visita guiada por él mismo a Peru-Harri.
Peru-Harri es el museo que Iñaki Perurena ha dedicado a la piedra en pleno monte. Un lugar del Pirineo donde confluyen piedra, reto, mito e historia y al que se accede por un arco de piedra caliza. Un museo diferente en el que, de forma artesanal, Iñaki y su hijo Inaxio narran la historia y la cultura a través de la piedra. Por una parte, esculturas exteriores de gran tamaño como el gigante harrijasotzaile de 8 metros de altura y 40 toneladas. Por otra parte, un caserío de piedra y madera de tres plantas en el que se distribuyen fotografías, ropa usada en competiciones, recuerdos y sobre todo, piedras. Muchas piedras de distintas formas, tamaños, pesos… y cada una cuenta su propia historia.
Invitó Perurena a los visitantes a pasar a la Planta Baja del caserío donde la piedra y la madera moldean un espacio abierto, como si de una plaza de pueblo se tratase. En medio, piedras de distintas formas y pesos para exhibiciones de deporte rural, en las paredes, fotografías de cómo se inició el proyecto de su museo y dos pantallas de plasma que proyectan imágenes de competiciones de levantamiento de piedra al son de la música de Benito Lertxundi. Inició Perurena la charla hablando de su niñez, de su juventud, de sus primeros escarceos con las “piedras”. Les habló de la importancia que para él tuvieron los consejos de su abuelo y de sus padres. Desgranó toda su carrera deportiva con innumerables anécdotas apoyándose en las imágenes que se veían en las pantallas de plasma.
Terminada la exposición preliminar e introductoria de la visita y tras comentar los paneles y fotografías expuestos en las paredes, pasó a invitar a los excursionistas a que levantasen, con su ayuda algunas de las piedras allí expuestas de diferentes tamaños y pesos. Algún intrépido osó probar el levantamiento de piedras empezando por las de menor peso y llegando como Agustín a la de sesenta kilos.
Salieron todos al exterior para recorrer la gran campa del caserío donde Perurena les fue explicado cada uno de los utensilios que reflejan desde el punto de vista de la física el alzamiento de piedra. Una polea con la que cualquiera puede levantar una piedra de más de 100 kg, una piedra de 4.600 kg que Iñaki mueve sin dificultad e incluso una catapulta capaz de lanzar una piedra de 50 kg a más de 100 m. de distancia. Los ejemplos prácticos dejaron boquiabiertos a los visitantes.
Luego dieron un paseo por el entorno boscoso de leyendas y senderos en el que se distribuyen llamativas esculturas de distintos tamaños cinceladas por Iñaki y su hijo Inaxio. Algunas parecen de hojalata por la pintura que las cubre, pero son de hormigón, hierro y bloques de piedra. Monumentos megalíticos; un brazo levantado lanzando una piedra que recuerda a Roldán; una gran mano porque todo aquí es artesano; el gigante harrijasotzaile con una piedra en torno al cuello (movimiento corbata característico de Iñaki) que representa la fuerza física; el mariscal Pedro I entre la espada y la pared mostrando la fortaleza mental y una txapela (boina) gigante que es un homenaje a Joxe Ramón, el padre de Iñaki, fallecido cuando se estaba construyendo el parque..
Iñaki jugó con los excursionistas cuando les explicó lo que luego podrían ver en el monte detrás del caserío ascendiendo por el sendero de los mitos hasta la cueva del gentil donde vive su amigo Basajaun. Para demostrarlo les dijo que todos a una lo llamasen muy fuerte. A la señal dada por Perurena, todos al unísono gritaron muy fuerte ¡¡¡BASAJAUN!!!, y a los dos segundos el eco desde la cueva respondió ¡¡¡BASAJAUN!!!
De vuelta al caserío los subió a la Primera Planta donde pudieron ver la progresión del deporte de levantamiento de piedra desde la mitología griega, los canteros medievales llegando a ser deporte reglado en el siglo XIX. También pudieron ver fotos de familia, eventos, competiciones y otras facetas de Iñaki como actor y bertsolari, recuerdos, retales de historia, curiosidades y piedras, muchas “piedras”. Entre todos los elementos llama la atención una punta de hacha del Neolítico. La encontraron al hacer las esculturas en el exterior; ahora, ocupa el centro de la sala. Otros de los tesoros que encontraron en esta planta fueron el vestuario de Inaxio cuando debutó con 5 años, piedras de conglomerado que pesan mucho a pesar del tamaño, una piedra protectora según la creencia nepalí que rezará una oración por quienes pasen por delante de ella “on pani padme jun”, un letrero que reza “Palabra de Basco”, que sigue empleándose en Sudamérica para certificar confianza y honradez.
Después subieron al desván o ganbara, donde vieron todo tipo de utensilios y herramientas con las que se homenajea al deporte rural que nace de los trabajos del campo; los de día como aizkolaris y sagalaris, los de noche, contrabandistas. Esta planta suena a cencerros, guadañas al ser afiladas, poleas…
Terminaron la visita con un recorrido por el hayedo detrás del caserío donde por un sendero que los llevó hasta la cueva de los gentiles hay una pared continua de roca natural pintada por Iñaki de una manera sencilla y expresiva representando la mitología vasca; los personajes, que representan las fuerzas de la naturaleza, se suceden: Besajaun, el señor del bosque; Olentzero, el carbonero de Lesaka que trae los regalos por Navidad; Tartalo, el cíclope; Herensunge, la serpiente; los Galtzagorri; las brujas; la Noche; el toro de fuego; la Diosa Tierra; el macho cabrío; un gentil; una lamia; el hombre lobo; Etsai; El arcángel San Miguel; Teodosio Goñi luchando contra el dragón de Aralar y el Akelarre.
Eran las ocho de la tarde cuando Iñaki Perurena despedía a los excursionistas de Azuelo y pueblos vecinos. Estos se marcharon gratamente sorprendidos por la gran persona que habían conocido, “cien kilos” de sencillez, de simpatía… de humanidad. Un grato y afable comunicador, un pozo de sabiduría popular, un sensible poeta que canta a la “piedra”, un artista completo, escultor, pintor, calígrafo y rotulador. No hay duda de que si antes de la visita los excursionistas lo admiraban, después de conocerlo lo querrán- ¡Eskarri kasko, Iñaki!