A SANTIAGO DE COMPOSTELA DESDE AZUELO III
En este tercer apartado de la actividad “A Santiago de Compostela desde Azuelo” se recoge la etapa León-Ponferrada
LEON-PONFERRADA
Amaneció el día 24 de mayo y los viajeros abandonaron León. A la salida de la ciudad rumbo a Santiago hicieron la primera parada en el Santuario de la Virgen del Camino, patrona de León y lugar de gran tradición en la ruta jacobea. Su fachada está decorada con trece enormes figuras de bronce representando a la virgen y los doce apóstoles, obra del escultor J.M Subirachs.
Se detuvo el autobús en Hóspital de Órbigo para recorrer el puente más famoso del Camino, el puente del Paso Honroso, un puente del s. XIII con 19 arcos.. La siguiente parada fue para visitar Astorga, importante nudo de comunicaciones del Imperio Romano que nos sorprende con un conjunto histórico en el que destacan la Catedral y el Palacio Episcopal obra de Antonio Gaudí. En el recorrido por la ciudad llegaron los viajeros a la Plaza de España presidida por el Ayuntamiento cuya espadaña acoge la campana en la que las figuras articuladas del maragato y la maragata dan las horas. Coincidió que ese día había mercado y azuelucos y desojanos aprovecharon para hacer acopio de los mejores dulces maragatos, mantecadas, hojaldres y chocolate.
Reanudaron el viaje y pasando por Castrillo de los Polvazares y El Ganso pararon en Rabanal del Camino lugar de partida para atravesar los Montes de León. Recorrieron el pequeño pueblo dotado con un priorato benedictino y tres albergues, visitando el gestionado por la británica Confraternity of St. James. A la salida del pueblo la carretera se hace sinuosa y cada vez es más empinada. Tras superar Foncebón, último pueblo maragato, el autobús realizó una para más, esta vez en la Cruz de Ferro en la divisoria de las aguas del Irago a la entrada de la comarca del Bierzo. La Cruz de Ferro es uno de los monumentos jacobeos más antiguo y quizás el más humilde, un enorme montón de piedras de 5 m. de diámetro acumulado durante siglos por los peregrinos y los segadores gallegos que pasaban a recoger las mieses castellanas, un poste pelado de la misma longitud y una tosca cruz de hierro. Reanudado el viaje pasaron por el pintoresco paraje de Manjarín, primer pueblo del Bierzo habitado por una sola persona que mantiene abierto un refugio para peregrinos.
Continuaron el descenso en dirección a Ponferrada, carretera y Camino siguen trazados muy parecidos, a menudo comunes y siempre sinuosos bordeando las enormes gargantas que se abren a su paso. Llegaron a El Acebo, mas en la gran curva de entrada al pueblo se quedó atrapado el autobús, se apearon los viajeros; la templanza y pericia de Tiberio el conductor ayudado por las indicaciones de Francisco y Carmelo consiguieron encararlo para atravesar la calle principal de la localidad más bella del Camino caracterizada por los airosos corredores de madera abiertos a la calle por escalinatas exteriores que le dan una fisonomía totalmente distinta a la de las comarcas anteriores. Las balconadas de madera a derecha e izquierda de la calle dejan el espacio justo para el paso del autobús librando de impactar en alguna de ellas “por los pelos”. Al recorrer el pueblo encontraron el establecimiento “Casa Josefina” y delante de su puerta entonaron la canción preferida de Agustín, “Josefina”; invitaron a su dueña a salir para dedicarle la canción y ésta les respondió con un “Estoy comiendo y no tengo dientes” agradecida por la canción que escuchó desde el interior de su casa. A la salida del pueblo encontraron el sencillo y sobrecogedor monumento al peregrino y ciclista alemán Henrich Krausse aquí fallecido en 1998.
Eran las dos de la tarde cuando los viajeros llegaron a Molinaseca a comer en el Restaurante Cañas. Pasaron por el puente románico de los Peregrinos sobre el río Meruelo y por su señorial calle Mayor llegaron al restaurante para dar buena cuenta de una buena comida gallega emulando a la comida castellana de Villalcázar con el siguiente menú: Salteado de pulpo, gambas y mejillones sobre cama de patata confitada de la huerta. Revuelto de setas y ajetes tiernos con huevo campero. Ensalada templada de salmón ahumado, aguacate y frutos secos. Pulpo a la gallega con patatas, sal, pimentón y aceite. Carne al caldeiro, carne de ternera cocida con patatas, sal y pimentón. Postres caseros variados y vino del Bierzo.
Tras la comida recorrieron el pueblo antes de coger el autobús con dirección a Ponferrada donde llegaron a las seis de la tarde y tras alojarse en el Hostal Río Selmo fueron a visitar el castillo de los Templarios, un convento fortaleza, de alargada estructura poligonal y de 8.000 metros cuadrados de superficie construido por la Orden del Temple en el s.XIII. Pese a su deterioro, aún mantiene extensos lienzos de murallas, almenas y troneras de sus tres niveles defensivos, así como una espectacular entrada entre hermosos torreones. Después de cenar visita nocturna a la ciudad recalando en la plaza de las Eras donde se encuentra el Ayuntamiento y posaron con el barquillero que no abandona la plaza ni de día ni de noche. La corta visita a Ponferrada dejó para otra ocasión sus numerosos museos, Museo del Bierzo, Museo del Ferrocarril, Museo de la Radio “Luis del Olmo” y el Museo de las Cofradías.