LA RUTA DE DON QUIJOTE DESDE AZUELO I
La Asociación C.R. Santa Engracia de Azuelo programó para el mes de Junio de 2017 un viaje por La Mancha para descubrir y conocer LA RUTA DE DON QUIJOTE que fue realizado durante los días 19 al 23 por un grupo de 52 excursionistas.
Teniendo como base Ossa de Montiel y alojados en el Hostal La Paz de dicha localidad, el viaje se realizó con excursiones radiales de mañana y tarde. Dada la extensión de la ruta y los días a emplear en el recorrido se seleccionaron los parajes que se recogen en el programa de la excursión.
Día 19: Azuelo, Ossa de Montiel
Día 20: Almagro y Lagunas de Ruidera
Día 21: Campo de Criptana y Castillo de Peñarroya
Día 22: Villanueva de Los Infantes y Tomelloso
Día 23: Ossa de Montiel, Azuelo
La “Ruta de Don Quijote” en su recorrido atraviesa los mismos parajes naturales donde Cervantes situó las andanzas de un caballero enamorado y de su fiel escudero, convirtiendo los paisajes manchegos en un bello escenario de las aventuras y desventuras de sus héroes. Bien es cierto que en las desventuras comunes se reconcilian los ánimos y se estrechan las amistades; es por eso por lo que…
En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…
AZUELO – OSSA DE MONTIEL (19 DE JUNIO, LUNES)
El día 19 de junio a las seis de la mañana partía un autobús desde Azuelo con treinta y ocho azuelucos y seis de San Román de Campezo con rumbo a Ossa de Montiel. A los cinco kilómetros del recorrido realizó la primera parada en Espronceda para recoger a dos excursionistas prosiguiendo su ruta hasta Desojo donde recogió seis viajeros más. Una vez recogidos todos los excursionistas el autobús enfiló al Puerto de Piqueras y por Soria llegó a hasta Medinaceli parando a almorzar
Tras el almuerzo, los excursionistas tomaron de nuevo el autobús. Había que recorrer kilómetros y kilómetros hasta llegar a Ossa de Montiel a comer. Guadalajara, Madrid, avistaron los primeros molinos de La Mancha y a las dos y media de la tarde el autobús los dejaba en Ossa de Montiel en la puerta del Hostal La Paz..
Cuando arribó el autobús a Ossa, los excursionistas fueron recibidos por Jose, el dueño del restaurante y Juani, la guía que les acompañó durante toda su estancia en tierras manchegas. Dada la hora que era, los viajeros pasaron directamente la comedor donde se les sirvió un sabroso cocido manchego. Tras la comida, Jose, procedió a distribuir las habitaciones a los viajeros.
A las cinco y media, Juani, la guía, los reunía a todos en la puerta del Hostal para iniciar un recorrido por la localidad.
Juani inició su explicación describiendo el pueblo de Ossa de Montiel, su ubicación, historia y economía. Quien no se perdía un punto de su explicación era Marco, el perro mascota del Hostal, que acompañó a los excursionistas por todo el recorrido del pueblo.
La vid, el cereal, la abundante caza menor, (conejo, liebre, perdiz roja) y su infraestructura turística son sus principales recursos económicos.
Juani llevó al grupo hasta la iglesia de Santa María Magdalena, Iglesia parroquial de finales del Gótico principios del S. XVI, pese a su aparente arcaísmo, constituido por una planta rectangular, arcos de diafragma transversales, cubierta de madera de tradición mudéjar y coro alto a los pies sostenido por dos columnas. La fachada principal está rematada por una curiosa espadaña que sirve de campanario, que se abre a la portada en arco de medio punto y alfiz. Marcos se quedó en la puerta.
Tras visitar la iglesia, Juani guio al grupo hasta la plaza del Ayuntamiento donde los viajeros tuvieron su primer contacto con Don Quijote, la estatua que Ossa de Montiel ha erigido al Ingenioso Hidalgo por pasar por su Cueva de Montesinos como se leía en la placa del monumento.
Desde la plaza se trasladaron hasta la calle Norte de la localidad para visitar el Rollo o Picota situado en el jardín de “Nuestra Memoria”.
Los expedicionarios ya habían tomado contacto con el pueblo que los iba a acoger durante cinco días. Recorrieron sus calles y localizaron la ubicación del Hostal La Paz que iba a ser su casa durante toda la semana,
La tarde tocaba a su fin y los turistas regresaron al Hostal para cenar; allí les esperaban con la mesa puesta los camareros que ya les habían servido la comida, Cornel y Dolores, que se encargaron de su atención durante toda su estancia en Ossa; profesionales afables, muy comunicativos y serviciales; en todo momento estuvieron muy pendientes de las indicaciones de los excursionistas. Tras la cena antes de retirarse a descansar, unos se fueron a tomar un café por los bares del pueblo y otros se quedaron en la terraza de la piscina del Hostal disfrutando de una jovial velada con chascarrillos, ronda de chistes y como al día siguiente iban a visitar el Teatro Clásico de Almagro, Pedro les escenificó el Romance del Conde Sisebuto para ir entrando en materia.