ROMERIA A SAN SIMEÓN 2023

12 Julio, 2023

El día 18 de junio, domingo anterior a San Juan, los de Cabredo vinieron en romería hasta la ermita de su santo, San Simeón monje benedictino, cuyos restos descansan en una arca en la iglesia del Monasterio de nuestro pueblo.

En la visita a su Santo en Azuelo, los de Cabredo le piden que bendiga los campos y que los riegue con la última agua antes de que llegue el verano para que engorde el grano del cereal y la cosecha sea abundante. 

Como todos los años para las once de la mañana ya estaban algunos “pelones” (topónimo de los cabredanos) en los Planillos de la iglesia. Poco a poco fueron llegando el resto hasta que lo hizo el transporte del pendón rojo de Cabredo para iniciar la procesión de la romería. 

A la hora de formar la procesión surgieron divergencias entre el Alcalde de Azuelo y el hermano marista por un lado y los romeros de Cabredo por el otro. Los primeros alegaban que no se podía ir a la ermita porque amenaza derrumbe y el tiempo predecía lluvia pudiendo perjudicar el estado de conservación del arca con los restos del Santo, Los de Cabredo decían que si no se podía entrar en la ermita se quedarían fuera como el año pasado, lo mismo les dijeron entonces y la ermita aún no se ha caído; en cuanto a la lluvia decían que no sería la primera vez que se ha peregrinando a la ermita con paraguas y el arca cubierta con plásticos protectores.

Se les propuso a los de Cabredo hacer la procesión desde la fuente de La Calzada hasta la iglesia y los de Cabredo respondieron que ellos no habían venido a Azuelo para ir a misa, que para ir a misa podían ir en su pueblo, que habían venido para ir a visitar el lugar donde había vivido su Santo. Así fue, porque lo que es a misa, que no fue misa sino la Palabra, asistieron muy pocos.

Por fin se organizó la procesión y arrancó desde la Fuente de la Calzada hasta la ermita del Santo. Eso sí, sin llevar el arca y el representante de la iglesia sin revestir. A la llegada a la ermita, la puerta estaba cerrada y los romeros rezaron y cantaron a su santo en el exterior. Los de Cabredo cumplieron su objetivo, visitar el lugar donde vivió su santo. Terminada la visita a la ermita se inició el regreso al pueblo. No se accedió a los Planillos de la iglesia, como es tradicional para almorzar, sino que se fueron al Granero donde los romeros y algunos de Azuelo que les acompañaron departieron las viandas del almuerzo que ofrece el Ayuntamiento de Cabredo.

Tras el almuerzo tuvo lugar la misa, que no fue misa sino la Palabra, a la que asistieron muy pocos de Cabredo y muchos menos de Azuelo. Después de misa unos fueron a tomar el vermut al bar y a la Sociedad y otros a preparar la comida en el Granero.

Gracias tienen que dar los de Cabredo a esa generación de jóvenes que están recogiendo de sus mayores la tradición de la romería y que le aportan alegría y frescura, unos preparando las ensaladas, otros haciendo de cocineros, otros preparando las mesas… Los de Azuelo ya no van ni los mayores. ¡Pobre San Simeón! Bien que se acordaban los de Azuelo de él cuando eran todos labradores y al llegar los nublados sacaban sus reliquias al pórtico para que aplacase la ira de la tormenta o bajaban en rogativa a su ermita cuando el agua no llegaba en la primavera. Será que ya no quedan labradores en Azuelo. Qué tiempos aquellos medievales cuando San Simeón era el patrón de todos los labradores navarros hasta que fue sustituido por un santo ocupa, San Isidro, que nos trajeron de Madrid en 1622, cuando fue canonizado No tenemos duda de que las divergencias entre los de Azuelo y los de Cabredo por su visita a la ermita cabrearon al Santo y por la tarde, antes de regresar a Cabredo les regaló un pedrisco, aunque se retuvo en su castigo e hizo que durase poco tiempo.

Puntuales a las seis de la tarde en las escalerillas de la Ludoteca llegaron los pelones y muy pocos judíos para hacer la despedida de la romería, que hasta hace pocos años se hacía en la puerta de la casa del Americano, a diez metros de distancia, donde además de la despedida se rezaba un responso por todos los  pelones que habían fallecido durante el año y es que en esta casa en un tiempo falleció uno de los romeros de Cabredo,

La romería terminó, con los romeros de Cabredo y unos pocos de Azuelo que les acompañaron. Tras los cantos de despedida al Santo, la famosa frase de los de Cabredo, ¡Adiós, hasta otro año, adiós! Respondiendo los de Azuelo ¡Adiós, cabredanos! ¡Y que el próximo año nos juntemos todos los de éste y otros muchos más que nos acompañen, tanto de Cabredo como de Azuelo!

¿Estará restaurada la ermita para el próximo año? Es la única ermita que Azuelo tiene en pie, por su término quedan las ruinas de Santa Gadea, San Martín, Santa Engracia y San Millán. Hay que mantener el patrimonio y las tradiciones que son los que marcan la historia de un pueblo.