MATILDE Y CARLOS, “BODAS DE ORO”
El 16 de junio de 1965 contraían matrimonio en la iglesia del Monasterio de Azuelo dos jóvenes del pueblo, ella, Matilde Díaz de Cerio Lacalle hija de Victoriano y Felisa, él, Carlos Chávarri Ruiz de Villalba, hijo de Miguel y Corpus. Actuaron de padrinos Teófilo, hermano de la novia y Josefina, hermana del novio.
El día 20 de junio de 2015, cincuenta años después, Carlos y Matilde volvieron a repetir el día de su boda en la misma iglesia del Monasterio; esta vez no hubo padrinos, Teófilo ha fallecido y Josefina se encuentra recluida en una residencia aquejada de una grave enfermedad. La compañía de los padrinos fue suplida por los dos hijos del matrimonio, Felisa y Juan Carlos.
Hermanos, sobrinos y muchos vecinos del pueblo acompañaron a la pareja de recién casados “por segunda vez” en la ceremonia religiosa celebrada en la iglesia de Azuelo donde habían acudido al toque de campana. A la salida del templo por la puerta grande, cosa que no pudieron hacer en su primera boda porque estaba tapiada, recibieron una lluvia de confetis como la mejor forma de expresar la alegría de la fiesta de este día. Besos, abrazos y felicitaciones de todos los asistentes les llovieron tras los confetis. No es por menos, cincuenta años de casados dan mucho de sí, es una larga etapa de la vida en la que a lo largo de ella han tenido momentos de satisfacción y alegría, pero también de penas y llanto. ¡Esta vida es tan larga, pero se hace tan corta!
Sí, parece que fue ayer cuando Carlos y Matilde se desposaban y toda la juventud de azuelo asistía a su boda. Una boda que vista en “blanco y negro” nos parece hasta más hermosa, no hay nada más que ver las fotografías. ¡Qué felicidad la de aquella época! Sin móviles, sin coches, sin tele, sin ordenadores… Poco a poco la sociedad evolucionó. Carlos, agricultor en Azuelo también tenía un pequeño cebadero de novillos y hasta trabajaba alguna temporada en el matadero de Aguilar. Matilde se dedicaba a sus labores donde se incluían también la ayuda a Carlos en la agricultura y su pequeña cabaña ganadera. La vida en Azuelo se les hizo insostenible, la agricultura y la ganadería lo justo daba para sobrevivir; Carlos, reacio a emigrar del pueblo aguantó en él hasta que tuvo que claudicar y marchar a trabajar a Vitoria, como ya lo habían hecho muchos azuelucos. En Vitoria, Carlos y Matilde se emplearon en el Hospital, él como celador, ella como operaria de limpieza. Ahora ya jubilados su vida transcurre a caballo entre Vitoria y Azuelo, allí tienen sus hijos, aquí su casa y su huerta que les hace revivir tiempos pasados.
Tras la salida de la iglesia los recién casados ofrecieron en los planillos de la iglesia un vino español a todos los asistentes y desde allí se trasladaron al Granero donde departieron la comida con todos sus familiares.
Felicidades Carlos, felicidades Matilde por este gran acontecimiento de vuestras vidas. Es nuestro deseo que dentro de diez años volváis a ser noticia en esta página porque celebrareis las “Bodas de Platino”