FIESTA DE LA MATANZA. AL MAL TIEMPO, BUENA CARA
Frío y matanza del cerdo son dos elementos de sabroso maridaje, aunque una cosa es frío y otra muy diferente es mal tiempo, pero “al mal tiempo, buena cara”. Buena cara fue la que pusimos en Azuelo al mal tiempo que hizo el pasado día 27 de febrero cuando celebramos la “XVII FIESTA DE LA MATANZA”. Amaneció el día con todos los altos nevados y una persistente llovizna, que unos ratos era agua nieve, otros era nieve y otros era lluvia, hasta que por la tarde se convirtió en nieve vaticinando una gran nevada, que se quedó en una nevadita que no duró ni hasta la mañana siguiente, total… “agua de borrajas”. Lo que sí puede ser es vaticinio de lo que nos espera en marzo, porque como dice el refrán “lo que hace el 27 hace todo el mes siguiente”.
La celebración de la “XVII FIESTA DE LA MATANZA” estuvo marcada por el mal tiempo que a primeras horas de la mañana hacía presagiar que iban a sobrar muchas alubias ya que las emisoras de radio machacaban con mensajes del mal estado de las carreteras invitando a evitar los desplazamientos. Mas a la hora del almuerzo, a las diez de la mañana, empezaron a llegar al pueblo los primeros coches desde los pueblos vecinos, Torralba, Espronceda, Desojo, Genevilla, luego los de otros pueblos más lejanos, Los Arcos, Mendavia, Logroño, Estella… y a estos les siguieron los de más lejos aún, Madrid, Santander, Torrelavega, Bilbao, Vitoria, San Sebastián, Escoriaza, Pamplona… Poco a poco las calles del pueblo se fueron animando y el salón multiusos El Granero se fue ocupando por quienes iban a degustar el sabroso almuerzo, huevos fritos con panceta y picadillo regado todo con un buen vino rioja.
Tras el almuerzo, como ya es tradicional mientras unas socias de la Asociación Santa Engracia hacían una demostración de la elaboración de chorizos y morcillas, tal como les enseñaron sus madres y abuelas, otras se afanaban en cocinar unas grandes cazuelas de alubias con “sacramentos” para la comida. ¡Qué sabrosos son los chorizos y las morcillas de Azuelo!
Terminada la elaboración de los chorizos y las morcillas se evacuó el salón de El Granero para acondicionarlo para la comida. Fue entonces cuando en Azuelo se produjo un “milagro”. El mal tiempo hizo que el salón de la Asociación se llenase y hasta se montaron cuatro partidas simultáneas de mus; hecho que hacía quince años o más que no se daba en Azuelo, a lo sumo se monta una o dos partidas como mucho. Hemos de tener en cuenta que en Azuelo los habitantes de derecho pasan muy poco de la treintena y no llegan a los quince los de hecho. Este año sus habitantes se quintuplicaron.
Eran las tres de la tarde cuando el salón El Granero abrió sus puertas y su aforo, que ya estaba todo vendido desde hacía más de diez días, se completó. Todos los años hay que cerrar con antelación el plazo de inscripción ante la demanda de la reserva de plazas, así que si quieres asistir el próximo año recuerda que este evento se celebra el último sábado de febrero y es anunciado con mucha antelación en nuestra página. La organización siente no haber podido satisfacer todas las demandas que ha tenido solicitando plaza para la comida, ya que el aforo de El Granero es limitado; las plazas se adjudican por orden de inscripción.
En animada conversación dio comienzo la comida con unos entremeses de ensalada, espárragos y jamón que dieron paso a unos boles de humeantes y sabrosas alubias acompañadas de berza y guindillas. La conversación fue decreciendo mientras llegaban a la mesa grandes fuentes cargadas con los “sacramentos”, costilla, chorizo, panceta y tocino regadas con vino de Bargota. Para postre hubo unas lustrosas naranjas llegadas la víspera desde Valencia y tras el postre el café acompañado con tarta de manzana y chupitos de licores.
Terminada la comida, el concierto ofrecido por el mariachi “Los Tenampas” animó la sobremesa. Rancheras y corridos mexicanos ensimismaban a los asistentes a la comida. Pasaba el tiempo, eran las cinco, las seis, y nevaba… y nevaba… Poco a poco el salón se fue desalojando por los que tenían que regresar a destinos más lejanos y “Los Tenampas”, ranchera va, corrido viene; ellos además de ser chicarrones del norte de Navarra, venían bien equipados para viajar con nieve. Eran las siete cuando dieron por terminado su concierto con unas jotas bravas y otras de picadillo que dejaron atónito al auditorio. Es que los Tenampas además de mariachis, también son joteros y cantan la jota muy bien, pero que muy bien.
Un año más, tradición y convivencia se han unido en Azuelo en una jornada inolvidable para los que han asistido a ella ¡Gracias a todos los asistentes! ¡Gracias especialmente por el esfuerzo que os supuso venir esta día tan desapacible a nuestro pueblo, aunque en El Granero nos olvidamos del mal tiempo que hacía fuera! Y una vez más, gracias a los organizadores de la actividad, a quienes se encargaron de montar y desmontar la infraestructura de comedor y cocina y a ese grupo de socias que tanto se esfuerzan en esta fecha para hacer el almuerzo y la comida y que nos deleitan con unos sabrosos manjares como son los chorizos y morcillas que ellas elaboran a la manera tradicional de Azuelo.
Ahora queda que se curen los chorizos y las morcillas con el buen aire del invierno que corre por la Sierra de Codés. Recuerda que si quieres probarlos, el próximo año no te pierdas LA FIESTA DE LA MATANZA, el último sábado de febrero.