EXCURSION A FRIAS
El día 11 de julio la Asociación Santa Engracia realizó la excursión que había programado para visitar Salinas de Añana, Espejo, Tobera y Frías (Burgos).
A las ocho de la mañana salía el autobús desde Azuelo; antes había hecho una parada para coger a los de Espronceda que son fijos en las excursiones que realiza nuestra asociación. Partió el autobús con dirección a Vitoria y al pasar por Maeztu hizo una parada para comprar unas barras de pan tierno para el almuerzo que los excursionistas hicieron antes de llegar a Vitoria. Tras llegar a Vitoria el autobús puso rumbo a Salinas de Añana, el primer punto de interés para los excursionistas.
En Salinas de Añana las salinas ocupan todo un valle, el Valle Salado de Añana. Un abundante manantial salado, muy salado, hipersalado, abastece los pozos desde los que a través de un complejo sistema de canales de madera se llenan de agua las eras. Unas simpáticas y doctas guías se repartieron a los excursionistas en dos grupos e iniciaron el paseo por el Valle Salado explicando el origen de las salinas, la evolución de la construcción de las eras y la explotación de las instalaciones a lo largo de la Historia, el proceso de la elaboración de la sal, de dónde procede el agua salada, la flora y la fauna de este valle, el número de personas que en este pueblo han vivido de la sal y las perspectivas de futuro del Valle Salado.
Al bajar del autobús lo que llama la atención es el paisaje que se divisa, todo un valle blanco dispuesto en terrazas blancas que se van descolgando por las laderas. En Azuelo hemos conocido en producción las Salinas de San José en el Cañucal junto a la carretera que va a Aguilar, unas eras cuadradas de cemento sobre el suelo liso y llano de tierra. En Añana las eras no son todas cuadradas, ni tan siquiera rectangulares hay muchas que se van adaptando a la singularidad del terreno. Aquí las eras están dispuestas en terrazas descolgándose por las laderas del valle, unas sobre muros de contención pero la mayoría sobre un andamiaje de postes de madera que las sostienen dejando bajo ellas unos grandes huecos que a su vez se utilizan como almacenes de sal constituyendo así un singular paisaje que es la primera vez que hemos visto para este tipo de explotación mineral.
Durante más de dos horas los excursionistas con sus guías recorrieron un laberinto de senderos mientras escuchaban atentos las explicaciones de éstas. Coincidió que este día se celebraba en Salinas de Añana el “Día de la Sal” la fiesta más grande del pueblo con innumerables actividades a lo largo del día y buena parte de la noche, como espectáculos de luz y sonido en las eras de las salinas. Los medios de comunicación habían tomado el pueblo y allí que Azuelo tuvo también su corto protagonismo de tres minutos durante los cuales y a través de las ondas de Radio Vitoria, Pedro, guía del grupo, contestó a las preguntas de la periodista sobre la impresión que les había producido esta visita. Al finalizar la visita los excursionistas pudieron introducir los pies y las manos en las aguas hipersalinas del Spa Salino y disfrutar de sus beneficios para la salud, finalizando la visita en la tienda donde se comercializan diferentes tipos de sal que allí se producen. El proyecto del Valle Salado tiene un brillante futuro, no como centro de producción, que de eso ya se encarga una factoría situada aguas abajo del río, sino como un referente histórico de lo que fue este valle, no olvidemos la importancia de la sal, palabra de la que se deriva salario y salario era lo que recibían en pago los legionarios romanos por sus soldadas; los legionarios preferían cobrar en sal que en denarios, porque con la sal podían especular vendiéndola y así aumentar sus ingresos, siendo por ello por lo que a la sal se le ha llamado “el oro blanco”.
La Recuperación Integral del Valle Salado de Añana ha sido reconocida con el Premio Unión Europea de Patrimonio Cultural/Premio Europa Nostra 2015. Concedido por la Comisión Europea y Europa Nostra, éste es el mayor reconocimiento de patrimonio cultural que se concede en Europa y avala la calidad de los trabajos en las salinas de Añana y los resultados que está suponiendo su recuperación y puesta en valor.
Desde Salinas de Añana los excursionistas recalaron en Espejo para visitar un museo de maquinara pesada propiedad de Cipriano Ruiz de Loizaga del “Grupo Loizaga” que se dedica a la compraventa de maquinara para la construcción de grandes obras. Alrededor del chalet de Cipriano en unas extensas praderas, cual si del Museo de Chillida se tratase, se pueden admirar verdaderas reliquias de maquinaria para obras públicas en perfecto estado de conservación. Si espectacular es la exposición de maquinaria, mucho más es la colección de coches clásicos que Cipriano colecciona y cuida con mimo en una gran nave; verdaderos tesoros son estos vehículos de museo. Cipriano fue explicando la historia de cada uno de los vehículos, allí duermen los mercedes de Urtain y del Obispo de Vitoria. La verdadera joya del Museo de Cipriano es el generador que dio electricidad a las “Luces de Haro”, las primeras farolas eléctricas que funcionaron en España. Gracias Cipriano por hacernos disfrutar con tu hobit.
De Espejo a Tobera bordeando el pantano de Sobrón, pasando por delante de la puerta de la Central Nuclear de Garoña y sin disponer de tiempo para visitar el Museo del Agua, llegaron los excursionistas a Tobera; aparcaron el autobús al pie del conjunto monumental que forman un pequeño puente medieval, el Humilladero y la ermita de Santa María de la Hoz. Desde aquí descendieron por la orilla del río Molinar que a su paso por Tobera forma una sucesión de bellas cascadas aprovechadas en otra época para mover las piedras de varios molinos. Hoy un sencillo paseo por la orilla del río les ayudó a conocer mejor este entorno acondicionado con varios miradores desde donde se puede disfrutar de estas bellas cascadas.
Tras visitar las cascadas de Tobera el autobús puso rumbo a Frías donde los excursionistas tenían reservada la comida en el restaurante El Albergue de Frías junto al puente medieval que los excursionistas visitaron antes de comer. En el Albergue degustaron una sabrosa comida ofrecida por la propietaria del restaurante, Sonia, y su joven y diligente equipo de camareros.
A las cinco de la tarde los excursionistas fueron recibidos en el aparcamiento de Frías por Cristóbal, guía de la Oficina de Turismo y con él recorrieron todos los rincones de la ciudad mientras iba desgranando su historia. Frías, ciudad medieval y defensiva levantada en lo alto de un cerro conocido como “La Muela”. El castillo de los Velasco y la iglesia de San Vicente presiden el Conjunto Histórico Artístico. En torno a estas edificaciones y salvando la pendiente del cortado rocoso se apiña un caserío organizado en estrechas y empinadas calles. Las características casas, de planta baja y dos o tres alturas, se adosan unas a otras formando una hilera. En sus estrechas fachadas aparecen piedras de toba, entramados de madera y una solana que remata el piso superior. Algunas de sus casas cuelgan de la roca desafiando a las leyes de la gravedad. Otras casas cuentan con una antigua bodega excavada en la roca caliza. Es la herencia de una intensa actividad vinícola que hasta el siglo XX elaboraba el chacolí.
Eran las siete y media de la tarde cuando los excursionistas iniciaban el regreso a Azuelo. En las compras de última hora no faltaron las famosas morcillas de Burgos. Una excursión de las más bonitas que los de Azuelo han realizado, muy completa y muy cerca de casa. ¡La de “cosas” que aún han de ver los de Azuelo! La próxima excursión el día 15 de agosto a la Laguna Negra de Soria. ¡No te la pierdas!