DIA DE NUESTROS MAYORES 2015
Llegó el último sábado de julio, fecha en la que todos los años la Asociación Santa Engracia celebra el “DIA DE NUESTROS MAYORES”. Este año coincidió con la festividad de Santiago, fiesta en Navarra. ¡Quién se lo iba a decir a San Millán de la Cogolla que el día de Santiago se iba a celebrar fiesta en Navarra! Sí, Santiago que es un usurpador, que le quitó el título de patrón de los militares navarros a San Millán y no sólo le quitó el título, sino que le quitó hasta el caballo blanco. ¡Qué poca consideración tuvo Santiago con San Millán! ¿No lo sabías? Pues… Cuando vayas al Monasterio de San Millán, te fijas bien.
Este año en Azuelo el día 25 de julio no celebramos fiesta por ser Santiago, sino por ser el “Día de Nuestros Mayores”. Todo un día dedicado a los Mayores, todo un día para ellos, nada de como hacen en casi todos los pueblos que para llenar un día de Fiestas se acuerdan de los mayores, quedando este día diluido en el programa de Fiestas.
Un día del año que muchos, muchos jubilados de Azuelo lo tienen marcado en su calendario para no faltar a la cita, ya se encargan la edad y las enfermedades de chafarle la fiesta a más de uno. Todos los años por una causa o por otra hay bajas, bajas que se reponen con nuevos jubilados.
Es una fecha en la que azuelucos y azuelucas esparcidos por diversas regiones de España y alguna del extranjero desde la diáspora de finales de los sesenta añoran con venir a su pueblo para reunirse con sus coetáneos y recordar tiempos pasados.
Como ya es costumbre, el volteo de campanas y campanillos anunciaba que era un día grande en Azuelo y llamaba a acudir al Monasterio para iniciar el programa del día. En el Monasterio se celebró la eucaristía concelebrada por nuestro párroco, Jean Pierre, y por Braulio, un azueluco fraile camilo jubilado que todos los años reserva sus vacaciones para estar en Azuelo durante este día.
Después de la misa se le rindió un cariñoso y merecido homenaje a la jubilada Cristina Crespo Esparza, “La Jardinera del Monasterio”, que durante muchos años se ha ocupado voluntaria y altruistamente a mantener y cuidar los jardines y aledaños del Monasterio. El Presidente de la Asociación, José Antonio Acedo le hizo entrega de una placa personalizada para ella y conmemorativa de la fecha en la que se representa en bronce un relieve del Monasterio sobre base de mármol, entre los aplausos de todos los asistentes al acto.
Terminado el homenaje a Cristina se procedió a inaugurar en la Casa de la Conrada, “La Casa Encantada de Azuelo”, la exposición etnográfica “La Taberna de Azuelo” en la que se recrea cómo era la última taberna de Azuelo que se cerró en el año 1975 cuando sus dueños, Mari y Pedro, emigraron a Bilbao. La exposición, que sorprendió a todos los visitantes permanecerá abierta al público durante todo el mes de agosto.
Eran las tres de la tarde cuando cincuenta y siete jubilados de Azuelo se trasladaron al Granero para asistir a la comida de hermandad que con mucho cariño y buena mano prepararon, al igual que todos los años, unas socias y socios para deleite de los comensales, siendo los platos fuertes, tras unos sabrosos entremeses, los langostinos traídos expresamente para esta comida desde la marisquería de San Sebastián, “Mariscos El Puerto”, de un azueluco que allí vive, José Luis el hijo de Eleuterio el Guarda de Azuelo, y el cordero de leche asado en Los Arcos y servido por la carnicería El Montañés de Mendavia, Fulgencio otro azueluco. Se completó la comida con sorbete de mandarina, vino de Rioja, melón para postre, helados, café y chupitos.
Tras la comida, en la sobremesa tuvo lugar una sesión de monólogos a cargo del narrador riojano CARLES GARCIA DOMINGO, que por más que lo intentó y al que le echó un capote en más de una ocasión su acompañante Joxemari Carrere no contactaron con el público. Al no disponer de megafonía no podían captar la atención de los comensales más alejados de donde ellos se iban ubicando en su deambular por el salón del Granero. Se equivocaron al preparar la intendencia de su actuación; ellos pensaban encontrarse aquí con un grupito de comensales, ya que el número de habitantes de Azuelo, ellos lo habían investigado, es muy corto pero este día se duplicó el número de habitantes sólo con los jubilados. El desastre producido con esta actuación se olvidó de inmediato cuando ese grupo de socias que habían cocinado la comida se convirtieron en animadoras de la fiesta y todos los asistentes terminaron cantando y bailando hasta las siete de la tarde cuando ya se dio por finalizada la fiesta y se inició el turno de las despedidas con aquellas frases de ¡Qué el año que viene nos podamos ver todos otra vez aquí! ¡Qué bueno sería! Todos no se despidieron, el equipo de cocina-animación permaneció en el salón y empezó a recoger y limpiar el salón y la cocina dejando todo en menos de una hora limpio y listo para la celebración de otro evento; por eso y porque bien se lo merecen, un año más agradecemos a ese puñado de socias y socios la colaboración y el trabajo que realizan durante esta jornada para preparar toda la intendencia; sin ellos, no se podría llevar a cabo una fiesta tan entrañable como ésta. ¡Muchas gracias a todos los colaboradores!