LA CASA ENCANTADA DE AZUELO
La Asociación Santa Engracia adquirió el año 2008 una casa, que lleva anejo un pequeño pajar y un patio, acuciada por la necesidad de disponer de un local donde poder almacenar todos los materiales que a lo largo de su existencia ha ido generando, infraestructura de mesas y sillas para comidas populares, gran menaje para estas comidas, escenario y complementos del Belén Monumental, atrezzos y vitrinas para exposiciones, vestuario y disfraces… más todo el archivo que en sus treinta y siete años de vida ha generado. La compra del inmueble, la Casa La Conrada, marcó un hito importante en la Asociación, ya que hasta ese momento no tenía local propio sino que solamente disponía de uno cedido por el Ayuntamiento, y que actualmente continúa utilizando. Este edificio se ha convertido en un edificio emblemático y singular de Azuelo. Emblemático porque en la restauración del mismo se le ha dotado de un escudo onomástico de Azuelo que la Asociación adoptó para su anagrama y una grabación en piedra con el texto “Casa La Conrada”, convirtiéndolo en el emblema de la Asociación y singular porque es la única casa del pueblo donde se puede apreciar la singularidad de la arquitectura popular construyendo paredes con losas sujetadas entre sí por maderas como se puede apreciar en la fachada principal del pajar y en algunos tabiques interiores de la casa. La Casa La Conrada se ha transformado con la varita mágica del voluntariado y el buen hacer de la Asociación Santa Engracia en la “Casa Encantada de Azuelo”. Su encantamiento la ha convertido en una sencilla casita anclada en la primera mitad del siglo veinte cuando falleció su dueña, La Conrada, para muchos la “Tía Conrada” y para otros muchos la “Señá Conrada”. Murió Conrada, pobre de solemnidad, viuda y sin descendencia, y su humilde casa fue heredada por los sobrinos que nunca llegaron a utilizarla y que el paso del tiempo se encargó de deteriorarla. En el verano del año pasado la Asociación inició la restauración del inmueble con sus propios fondos y el voluntariado de muchos de sus socios. Las labores más fuertes y delicadas de la restauración que necesitaban la mano de un profesional, como la reposición de piedras en las fachadas, fueron ejecutadas por la empresa de construcción de Los Arcos. Blasco Cirauqui, el resto por los socios y socias voluntarios. Durante el invierno y la primavera se ha venido trabajando en ella los días que las inclemencias del tiempo y las “agendas” de los socios lo permitían, para tenerla visitable para el verano, y el objetivo ha sido cumplido. El día 28 de julio con motivo del Día de Nuestros Mayores celebrado en Azuelo se hizo una jornada de puertas abiertas que encantó embelesando a quienes la visitaron sorprendidos por lo que en ella encontraron. El hermoso patio de entrada adornado con grandes macetas, gallinas y gallo pululando entre los aperos agrícolas que en él se exponen da acceso al pajar, utilizado ahora como almacén de la Asociación, y a la casa que se ha recreado como podía ser cuando en ella vivía Conrada. La planta baja está ocupada en su totalidad por la exposición “La Colada”, de la que se da información en esta misma página. En la planta superior, lo que en su día era la vivienda se ha recreado la cocina, una habitación, la amasandería, el cuarto de la matanza y el granero, quedando una última habitación habilitada como archivo y despacho de la Asociación, igualmente integrada en la casa. A la vivienda se le ha dotado de todos los útiles y pertrechos de los que Conrada utilizó en vida, ya que muchos de ellos se encontraban aún en la casa cuando se inició la restauración. Una completísima cocina dotada con un sin fin de elementos que tiene como centro de interés el fogón bajo en el suelo con caldera suspendida del lar, menaje de la época como pucheros de cerámica, planchas de hierro, candiles, tinajas, mesa de cocina integrada con su banca, clueca empollando, pollitos al amor del calor de la lumbre… y por supuesto que un rosario colgado de un clavo. La habitación se ha equipado con una cama de madera, baúl, silla, secreter, cuadros religiosos y cuadros con fotografías de Conrada y su familia. En el pasillo, donde se pueden ver más fotografías antiguas se encuentra una alacena con múltiples enseres de la casa. El cuarto de la matanza y la amasandería están ilustrados con fotografías antiguas tanto de la matanza del cerdo como de la elaboración del pan y albergan utensilios de estas dos labores artesanales para la elaboración de chorizos y pan. Por último el granero con un alorín lleno de trigo y diversas muestras de cereales acoge también herramientas del campo, alacenas con ollas y tinajas para guardar embutidos y conservas, así como otros utensilios y herramientas que servían para desarrollar la vida diaria, hachas y tronzaderas para hacer leña par el fuego de la cocina, cortamatas para desbrozar, hoces para segar… La Casa de La Conrada se ha convertido en estos tiempos económicos difíciles en la Casa Encantada de Azuelo, gracias al empeño y trabajo de nuestra Asociación, en un pequeño museo etnográfico en el que se recrea de una forma muy plástica y real cómo se vivía en Azuelo hasta la primera mitad del siglo veinte y que genera gratos recuerdos en las gentes mayores del pueblo y sorpresa y admiración en los más jóvenes. Durante todo el mes de agosto se podrá visitar La Casa de La Conrada en el horario de la exposición “La Colada” y a partir de septiembre concertando la visita en info@azuelo.com o llamando al teléfono 647 988 706