VI SEMANA DE LA BRUJERÍA EN BARGOTA

31 Julio, 2010

El Brujo de Bargota puede estar contento y agradecido a las gentes de su pueblo ¿Quién le iba a decir hace quinientos años que sería tan popular? De ello se han ocupado los bargotanos que desde hace seis años se han empeñado, y lo han conseguido, en convertir a su ilustre paisano en el personaje más conocido de su pueblo.
Durante siete días una extensa programación de todo tipo de actos y para todos los sectores de población tiene lugar en Bargota. Todos los actos giran alrededor de la brujería. El pueblo se transforma y por arte de magia volando en el tiempo aterriza en el año mil quinientos y pico cuando vivía Joanes, aquel cura que fue a estudiar a Salamanaca y que por lo visto aprendió hasta lo que no le enseñaron.

Los de Bargota se lo trabajan mucho y muy bien. Decoran con pendones, estandartes, aperos, herramientas, muebles, paja, sarmientos… todas las calles del pueblo para transformarlo, los portales y bajeras de sus casas acogen recreaciones fieles de lo que fueron hace quinientos años y ellos mismos ataviados con trajes de época  pululan de un lado para otro para dar vida a las calles centenarias.
 

Tienen en Bargota un grupo de teatro, Garañango, que representa el viernes y el sábado la vida y andanzas de “El Brujo de Bargota”, tal y como todos lo conocemos por la transmisión oral que nos hicieron nuestros mayores. Y es que, aunque el Brujo es de Bargota también es muy querido y recordado por todos los pueblos vecinos, como es el nuestro. El grupo de teatro no sólo representa la vida del Brujo, sino que también hace un akelarre que para sí quisieran las Cuevas de Zugarramurdi y un espectáculo de fuego que no envidia a los correfoc de Cataluña.

El acto estrella de toda la semana es el Mercado de la Brujería que se celebra el domingo por la mañana. Para las ocho de la mañana ya se han instalado los puestos, se abren las puertas de las entradas y bajeras ambientadas en la época de cuando vivía el Brujo y a partir de las once y hasta las cuatro de la tarde que se clausura el mercado se inundan las calles de todo el pueblo con miles de personas que a él llegan para pasar una mañana viajando por el pasado.

Este año el Mercado de la Brujería ha tenido varias novedades como la actuación del mago Pedro III haciendo los milagros de Joanes y la Asociación Santa Engracia de Azuelo, nuestra asociación que fue invitada por el Alcalde de Bargota a participar y colaborar en el Mercado. Allí estuvo presente nuestra Asociación recreando La Matanza, la fiesta más típica de Azuelo. Tras montar el “pabellón” de nuestra exposición por varios socios, como siempre, voluntarios y antes de enfundarse en los trajes de ambientación dieron cuenta de un buen desayuno con café, leche, chocolate, pastas y bizcocho; para las diez ya estaban todos en sus puestos atendiendo los visitantes que entraban, que según iba aumentando las horas el reloj también iban éstos aumentando; el momento álgido de visitantes fue cuando el olorcillo del picadillo los atraía. Se repartieron más de seiscientas raciones de picadillo y morcilla dulce que en nuestro “stand” se ofrecieron en degustación acompañadas de vino de Bargota. Cientos de fotografías se llevaron de recuerdo, se fotografiaba todo, utensilios, menaje, máquinas y herramientas que decoraban la recreación de la Matanza, donde hasta los cerdos que había en la “porciga” eran criados en Azuelo.

El pueblo de Bargota acogió muy bien nuestra colaboración y valoró y agradeció el esfuerzo y el trabajo que nos supuso el colaborar con ellos. Hemos de decir que nosotros fuimos acogidos como si del mismo pueblo fuésemos y nos trataron con todo tipo de atenciones, abriéndonos las puertas de sus casas de par en par y ofreciéndonoslas para lo que fuese menester. Es por ello por lo que desde aquí les enviamos nuestro agradecimiento por su buena acogida y les decimos que si el próximo año quieren, allí estaremos. Azuelo y Bargota tienen un gran nexo de unión, Garañango, ese despoblado que existe entre los dos pueblos y que cuando desapareció sus moradores se refugiaron en Bargota y sus reliquias en el Monasterio de Azuelo.