TIEMPO DE NIEVE, TIEMPO DE MATANZA

27 Febrero, 2013

Nieve, frío y matanza del cerdo son tres elementos de sabroso maridaje. Comerse unas alubias con berza condimentadas con carne de cerdo, como costilla, panceta y tocino en un frío día de invierno mientras se ve nevar al otro lado de la ventana es un manjar que hoy en día no está al alcance de muchos. Unos porque le miran de una forma rara a las alubias en el plato ya que en su casa no se las ponen y dudan de si les gustan o no, otros porque tienen que cuidar su colesterol, y muchos otros más porque no disponen de la ocasión que se presenta cada año en Azuelo.

Un año más, ya van catorce, los de Azuelo celebraron el último sábado de febrero, el día 26, la Fiesta de la Matanza. Esta actividad, organizada por la Asociación C.R. Santa Engracia es capaz de reunir en un pueblo de cuarenta habitantes al triple de su población en un frío día de invierno. A pesar de que los pronósticos del tiempo para ese día eran de fuertes nevadas y muy bajas temperaturas fueron muchos los azuelucos, amigos y simpatizantes de este pequeño pueblo los que llegaron hasta él a primera hora de la mañana para iniciar esta jornada de tradición y convivencia.

Fueron ciento una personas las que participaron en esta fiesta y más de cuarenta los que aunque estaban inscritos para asistir a ella anunciaron y excusaron su no asistencia, comprensible para la organización, tal y como el “señor invierno” se está portando este año, que ya era hora de que cumpliese con lo que su estación requiere, dado que en los últimos años se había portado tan mal que las fuentes se secaban con los primeros calores del verano.

Los azuelucos iniciaron el día a las diez de la mañana con un almuerzo a base de huevos fritos con panceta y picadillo y buen vino Rioja cuando Chicho, el panadero de Gamo, les trajo el pan tierno desde Estella a pesar del mal estado de las carreteras. ¡Gracias, Chicho!

Tras el almuerzo, unas socias de la Asociación Santa Engracia hicieron una demostración de cómo se elaboran las morcillas y los chorizos a la usanza tradicional del lugar al igual que lo hacían sus madres y abuelas. Tradición que se va perdiendo en los pueblos y cada vez son menos aquellos en los que se elaboran los sabrosos embutidos caseros. Mientras unas elaboraban chorizos y morcillas, otras se afanaban en cocinar unas grandes cazuelas de alubias con “sacramentos” para la comida.

A las tres de la tarde estaban todos los comensales sentados alrededor de las mesas del Pabellón Usos Múltiples El Granero, local que fue granero del Servicio Nacional del Trigo en un principio y después corral de ovejas, más tarde almacén y últimamente habilitado por la Asociación Santa Engracia como punto de reunión social para los eventos del pueblo. En animada conversación dio comienzo la comida con unos entremeses de ensalada, espárragos y jamón que dieron paso a unos boles de humeantes y sabrosas alubias acompañadas de berza y guindillas. La conversación fue decreciendo mientras llegaban a la mesa grandes fuentes cargadas con los “sacramentos”, costilla, chorizo, panceta y tocino regadas con vino de Bargota. El queso de Roncal puso el punto final a la comida antes de que llegara el postre que, como ya es tradicional, llegó directamente desde Valencia, unas grandes y jugosas naranjas. El café fue acompañado con tarta de manzana y para la sobremesa se sirvieron unas copas de pacharán.

Terminada la comida, el concierto ofrecido por el mariachi “Los Tenampas” animó la sobremesa. Ranchera tras ranchera ensimismaban a los asistentes a la comida. Pasaba el tiempo, eran las cinco, las seis, las siete y nadie se movía de la mesa aunque fuera del Granero seguía nevando. A las siete y media se inició la retirada de Azuelo por todos los que no iban a pernoctar en el pueblo antes de que el hielo de la carretera no les dejase regresar a sus localidades de origen.

Un año más, tradición y convivencia se han unido en Azuelo en una jornada inolvidable para los que a ella asistieron, porque siempre la recordarán como aquella Fiesta de la Matanza en la que periódicos, radios y televisiones anunciaban mucho frío y nieve, que se hicieron realidad, y que a pesar de ello no faltaron a su cita en Azuelo. ¡Gracias a todos los asistentes! Asistentes que llegaron desde Zumarraga, Bilbao, Pamplona, Logroño, Madrid, Vitoria, Bidart, Estella y pueblos vecinos como Espronceda, Torralba y Narcué. Y una vez más gracias a los organizadores de la actividad y a ese grupo de socias que tanto se esfuerzan en esta fecha para hacer el almuerzo y la comida.

Ahora queda que se curen los chorizos y las morcillas con el buen aire del invierno que corre por la Sierra de Codés. ¡Qué sabrosos son los chorizos de Azuelo! Si quieres probarlos, el próximo año no te pierdas LA FIESTA DE LA MATANZA.