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SAL, UN PERRO LISTO

De vez en cuando aparecen en los medios de comunicación tiernas historias de animales que nos tocan un poco la sensibilidad a los humanos. A partir…
25 Febrero, 2014

De vez en cuando aparecen en los medios de comunicación tiernas historias de animales que nos tocan un poco la sensibilidad a los humanos. A partir de hoy nuestra página también tendrá la “hazaña” de un perro de Azuelo, Sal.

Sal es un perro de caza dedicado a la caza mayor, jabalíes y corzos. Es un mestizo de Podenco portugués y Beagle de capa leonado claro, poco guapo y muy tímido, tiene cuatro años de edad y montea en las batidas tras las piezas que se ocultan en la maleza o frondosidad de nuestro monte atosigándolas para que corran y vayan en dirección donde está apostada la línea de cazadores dispuestos a abatirlas.

La actual temporada de caza mayor está llegando a su final. Nuestro monte este año se ha caracterizado por la escasez de jabalíes; el suave invierno y la abundancia de comida en otras zonas ha hecho que estos animales no hayan venido a refugiarse bajo nuestras encinas y buscar sus bellotas. La cuadrilla de cazadores de jabalí de Azuelo decidió dar una batida en los montes de Lagrán, Álava, donde durante toda la temporada ha habido abundancia de jabalíes.

El día 9 de febrero a las siete de la mañana salía de Azuelo la partida de cazadores que conjuntamente con los de Artavia iban a cazar en Lagrán. Sal no montó en su habitual remolque de caza, sino que lo hizo en el de un amigo de su dueño que disponía de sitio en su remolque para él y sus compañeros de perrera. Como el viaje fue largo y se había madrugado más de lo habitual, Sal, al igual que los demás perros, se acurrucó en su departamento hasta que el todoterreno se detuvo tras cuarenta y dos kilómetros de marcha.

Cuando todos los cazadores llegaron a Lagrán se organizó la batida, se colocaron las líneas de postura de cazadores y se marcaron las zonas a batir por los perreros o resacadores. Eran las nueve y media cuando los resacadores soltaban los perros de sus remolques y se dirigían entre las hayas a las zonas frondosas de bojes donde podrían estar las piezas de caza encamadas. En la primera levantada que arrancaron los perros marchó Sal tras el jabalí o el corzo, imposible ver la pieza a través de la espesura del bosque.

Levantada tras levantada transcurrió la mañana. Solamente se podían abatir jabalíes. Dos fueron los ejemplares abatidos. El resultado de la batida no satisfizo las expectativas de los cazadores.

Eran las dos de la tarde cuando se inició la recogida de los perros en los remolques. La cacería había terminado y los participantes se disponían a ir a comer a un restaurante de Lagrán. Poco a poco iban regresando los perros a los remolques. Llegaron todos, menos Sal. Su dueño no se preocupó, pensó que se habría alejado más en la persecución de alguna pieza y que sería cuestión de tiempo el regreso del perro, Desengancharon el remolque y lo dejaron en el lugar donde habían soltado con la puerta de un departamento del remolque abierta para que Sal se metiese cuando llegase mientras los cazadores se iban a comer con el todoterreno.

Tras la comida volvieron los cazadores a por el remolque y cuál fue su sorpresa al ver que Sal no había llegado. Atardecía y había que regresar a casa con los demás perros, no se le podía esperar más, así que su dueño se despojó del jersey que llevaba y lo colocó al pie de un haya para que si regresaba el perro se quedase allí, el dueño volvería al día siguiente a buscarlo.

Sí, el dueño volvió a buscarlo al día siguiente por la tarde, ya que por la mañana nevaba y no se podía salir de casa. Llegó el cazador a las cuatro de la tarde al lugar donde había dejado el jersey y allí no había rastro de haber estado el perro, así que anduvo por los caminos del cazadero para ver si el perro acurrucado bajo algún arbusto salía al encuentro del todoterreno. Anocheció y el cazador, antes de regresar a Azuelo se dio una vuelta por Pipaón y Lagrán para ver si el perro se había acercado a los pueblos más próximos al cazadero. Ni rastro del perro, nadie lo había visto.

Al día siguiente, martes, tras una nueva nevada por la mañana, el cazador volvió de nuevo al lugar de la caza y nada de nada. Hizo el mismo recorrido por el bosque y después por los pueblos ampliando la búsqueda a Villaverde, Villafría, Nafarrete y Bernedo. La búsqueda fue negativa.

El miércoles por la tarde se acercó de nuevo hasta donde había dejado el jersey, que estaba empapado de agua por la nieve caída, y lo recogió. Tras dar vueltas por el cazadero se dirigió a la otra vertiente del valle por si Sal había salido a alguno de sus pueblos. Esta zona del valle pertenece  al Condado de Treviño y los pueblos recorridos fueron Orturi, Obécuri, Laño y Albaina hasta que la noche se echó encima. Nadie dio señales de haber visto al perro. El cazador regresó a Azuelo pensando que el perro se habría desorientado y estaría perdido por los extensos bosques de Lagrán o quizás lo había herido algún jabalí y podría morir desangrado en el bosque. Mientras regresaba a casa decidió que el jueves sería el último día que iba a buscarlo porque si el perro aparecía por algún pueblo o con alguna otra cuadrilla de cazadores le podrían llamar ya que Sal llevaba el número de teléfono en el collar y también podrían identificar al dueño a través del microchip.

El cazador fue a su perrera el jueves a media mañana para echarle de comer a sus perros, ya que por la tarde iba a salir en busca de Sal y cuál fue su sorpresa y alegría cuando en la puerta de la perrera le estaba esperando Sal. La alegría del perro fue aún mayor que la de su amo y la manifestaba dando saltos y moviendo el rabo sin parar.

Cuatro días necesitó Sal para orientarse y regresar a su perrera, cuatro días de nevadas y mucho frío, lluvias, ríos muy crecidos y peligrosas carreteras. Cuatro días para recorrer 42 km de regreso a casa desde un lugar donde no había estado nunca y a donde había ido encerrado en el departamento de un remolque que no era el suyo y desde donde no veía por donde iba.

Después de lo que hizo Sal no hay duda de que se trata de un perro muy listo.