ROMERIA A SAN SIMEÓN 2019

02 Julio, 2019

El día 23 de junio, domingo anterior a San Juan, los de Cabredo vinieron en romería hasta la ermita de su santo, San Simeón monje benedictino, cuyos restos descansan en una arca en la iglesia del Monasterio de nuestro pueblo.

En la visita a su Santo en Azuelo, los de Cabredo le piden que bendiga los campos y que los riegue con la última agua antes de que llegue el verano para que engorde el grano del cereal y la cosecha sea abundante.

Como todos los años para las once de la mañana ya estaban algunos “pelones” (topónimo de los cabredanos) en los Planillos de la iglesia. Poco a poco fueron llegando el resto hasta que lo hizo el transporte del pendón rojo de Cabredo para iniciar la procesión de la romería.

Iniciada la procesión hacia la ermita de San Simeón abría el paso el pendón rojo de Cabredo, tras él tres fornidos mozos y una moza no menos fornida que ellos de Cabredo portaban el arca del Santo. La primera vez en la historia de esta romería que una mujer porta las andas de la arqueta de los restos del Santo. Una procesión con muchos más pelones que judíos (los de Azuelo). Este año ni se llenó la pequeña ermita, estuvo medio llena, medio vacía, pero la tradición se mantiene y no desaparece. Habría que darle un nuevo impulso a esta romería como se hizo no hace muchos años siendo alcalde de Cabredo, Sancho, e Ignacio de Azuelo, cuando en la ermita no se cabía, la procesión ocupaba todo el camino, el almuerzo se hacía en los planillos de la ermita, hasta los gaiteros de Estella, un grupo de dantzaris txikis de Estella, la Coral Ereintza y la Coral Alto Ega animaban la romería y cantaban la misa. Los comensales de Cabredo que se quedaban a comer en el pórtico grande de la iglesia lo llenaban y en el otro pórtico comían las corporaciones municipales de los dos pueblos con los párrocos y colaboradores de la organización de la romería, la Asociación Cultural Monasterio de San Jorge. Colaboración que el actual alcalde de Azuelo desestimó cuando ocupó el cargo.

Tras la bajada a la ermita a visitar al santo y cantarle sus loas, los pocos romeros que hasta la ermita llegaron, regresaron a los planillos de la iglesia y tras acomodar la arqueta del Santo junto al altar mayor de la iglesia, se dio buena cuenta del almuerzo que el Ayuntamiento de Cabredo sirvió a los romeros y a los que allí se llegaron, tanto de Cabredo como de Azuelo, que no habían visitado al Santo.

Tras el almuerzo, a misa. Y después de misa, unos a tomar el vermut al bar de la Asociación Santa Engracia y otros a preparar la comida en Los Planillos, unas carrilleras que estaban de muerte, ¡qué bien olían!. Gracias tienen que dar los de Cabredo a esa generación de jóvenes que están recogiendo de sus mayores la tradición de la romería y que le aportan alegría y frescura, unos preparando las ensaladas, otros haciendo de cocineros, otros preparando las mesas….

Puntuales a las seis de la tarde, en la puerta de la casa del Americano, pocos pelones y muy pocos judíos, la romería terminó como empezó, con muy pocos romeros, se juntaron para hacer la despedida. Quien no faltó fue el Hermano Jesús y tras el recuerdo de los difuntos que este año han fallecido no pudiendo asistir a la romería y los cantos de despedida al Santo, la famosa frase: ¡Adiós, hasta otro año, adiós! Que dicha con la sonrisa de Arantxa la alcaldesa de Cabredo no tenemos duda de que el próximo año los de Cabredo volverán. Tampoco faltó, como ya es tradicional, la jota de Gaspar. ¡Adiós, cabredanos! ¡Y que el próximo año nos juntemos todos los de este año y otros muchos más que nos acompañen, tanto de Cabredo como de Azuelo!