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MIGUEL ANGEL, "EL CHATO"

El día 27 de marzo de 2014 falleció en Vitoria el azueluco Miguel Angel  Alvarez de Eulate Diaz de Cerio a los 84 años de edad.   Miguel Angel,…
28 Marzo, 2014

El día 27 de marzo de 2014 falleció en Vitoria el azueluco Miguel Angel  Alvarez de Eulate Diaz de Cerio a los 84 años de edad.  

Miguel Angel, también conocido en Azuelo como “El Chato de Andrés”, era hijo de Andrés y Sofía, que vivían en una enorme casa en La Ribaza blasonada  con un gran escudo de piedra con las armas de los Ortiz de Zárate. Andrés era el pastor de la dula de Azuelo y muchos días era Miguel Angel, como buen zagal, quien daba la vuelta al pueblo haciendo sonar la zumba llamando a los caballos, yeguas y machos para salir a pastar al monte.

Miguel Angel, no sólo fue zagal, también hizo la “carrera del campo” y se doctoró como buen labrador, manejando como ninguno las barras de la enfardadora, mas siendo aún jovenzuelo tuvo que emigrar del pueblo en los sesenta del pasado siglo, al igual que todos sus hermanos, y aquella gran casa de La Ribaza se cerró, como otras muchas de Azuelo.

Miguel Angel, como la mayoría de los de Azuelo se fue a trabajar a “los vascos” por el trenillo de Estella a Vitoria; llegó hasta Eibar asentándose definitivamente en Vitoria. Fue entonces cuando se casó con la aguilarucha Josefina López Sillero y trabajó hasta su jubilación de cristalero. Sí, quien le iba a decir a Miguel Angel que aquella carrera del campo trazando rectos surcos con el brabán le iba a servir para manejar el “diamante” cortando cristales con suaves y firmes trazados, manejando el cristal como nadie; vamos,  como si lo hubiese mamado desde chico en vez de quitarse los mocos con la manga del jersey en las frías mañanas de invierno labrando en la Espina.

Miguel Angel y Josefina tuvieron cuatro hijos, Mari Jose, Miguel, Yolanda y Roberto. Los niños fueron creciendo y Miguel Angel añoraba su pueblo, así que decidió volver a abrir la casa de sus padres que permanecía cerrada en Azuelo y aquí que se venía los fines de semana y las vacaciones. Los mocetes daban vida y alegraban La Ribaza, mientras él cultivaba la huerta de El Palomar. Tras su jubilación pasaba largas temporadas en Azuelo hasta que la enfermedad le quitó el carnet de conducir y el corsa rojo de Miguel Angel dejó de pasearse por las calles de Azuelo.

Miguel Angel, afable y bonachón, siempre estaba dispuesto a hacer favores a los vecinos; pocas son las casas del pueblo en las que él no colocó algún cristal, algunas y algunos cuando se peinen o se afeiten se acordarán mirándose al espejo que Miguel Angel les colocó en su casa.

Miguel Angel disfrutaba de su pueblo y en su pueblo, socio de la Asociación Santa Engracia, participaba en sus actividades. La Asociación le rindió homenaje el año 2008 como labrador de Azuelo.

Todos echaremos en falta a Miguel Angel este verano cuando pasemos por La Ribaza y no esté tumbado en la hamaca echándose la siesta o sentado en su silla de tertulia con los vecinos a la sombra del árbol. Todos nos acordaremos de él y tardaremos años en olvidarlo. ¡Qué triste se va quedando Azuelo! Desaparecieron las tertulias o mentideros de Tras Las Casas, el Frontón y La Rinconada, ya sólo queda la de La Ribaza y muy mermada.

Desde esta página todos los socios y socias de la Asociación queremos hacer llegar nuestras condolencias y sentido pésame a su esposa, Josefina, a sus hijos Mª Jose y Carlos, Miguel y Miren, Yolanda y Toño, Roberto y Marta, a sus hermanos Eufrasia, Jesús Luis y Angelines, Braulio, Antonio y Conchi, a sus nietos y demás familiares.