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JULIO ZAMORA "EL ULTIMO ALGUACIL DE AZUELO"

El día 24 de enero de 2019 falleció en Azuelo a los 96 años de edad JULIO ZAMORA ASTRAIN Julio era el marido de Ascensión Diaz de Cerio Gámiz. que…
22 Febrero, 2019

El día 24 de enero de 2019 falleció en Azuelo a los 96 años de edad JULIO ZAMORA ASTRAIN

Julio era el marido de Ascensión Diaz de Cerio Gámiz. que falleció el 22 de enero de 2017. Este matrimonio tuvo cuatro hijos, José Luis, María Teo, Angel, fallecido siendo niño, y Miguel Angel.

Julio ha sido toda su vida, desde niño hasta los 96 años, labrador. Lo podríamos definir como “un hombre pegado a una azada”, ya que esta herramienta era la prolongación de su mano. Pertenecía a esa generación de hombres de acero, acero del bueno, del que sirve para hacer los barcos. Hombres que lo mejor que sabían hacer era trabajar, trabajar y trabajar. Los campos de Azuelo están regados con muchos litros de sudor de esa generación de labradores, la última, que segaban la mies a mano con la hoz y la zoqueta, que manejaban las layas para remover la tierra, que levantaban las pesadas hachas para convertir los encinos en astillas para el fuego, fuego que tenían que encender todos los días para guisar en invierno y en verano. Fueron hombres que abandonaron pronto la escuela para iniciar la “carrera del campo”, carrera que no abandonaron y siguieron ejerciendo después de jubilarse hasta que las fuerzas les fallaron y tuvieron que cambiar la azada por el bastón o las muletas. Julio nunca cogió el volante de un tractor o el manillar de una mula mecánica. Eso sí; lo que sabía hacer muy bien era calarse su boina que solamente se la quitaba por respeto en la iglesia.

Julio, además de labrador, ejerció durante muchos, muchos años de aguacil. Ha sido el último alguacil del Ayuntamiento de Azuelo. Desde que él dejó este cargo, no se ha vuelto a renovar.

El 26 de julio de 2008 la Asociación Santa Engracia le rindió un homenaje como labrador de Azuelo conjuntamente con todos los labradores que quedaban del pueblo. En total fueron veinte los labradores homenajeados, habiendo fallecido ya catorce de ellos. Se le entregó dos espigas de trigo en vidrio obra del artesano del vidrio, Nico Sanromán esposo de la azueluca Consuelo Sánchez.

Dos años más tarde, el 31 de julio de 2010, la Asociación le volvió a homenajear. Esta vez como “el último alguacil de Azuelo” entregándole una placa representado el Monasterio de Azuelo personalizada con su nombre. En la sobremesa de la comida de ese día actuó la Rondalla El Salvador de Pamplona y una de sus componentes, Amaya, le cantó esta jota compuesta por otro de la Rondalla, Felicio, que decía así:

“Yo quiero felicitar
hoy a Julio el alguacil
que viva ud. muchos años
y que sea muy feliz”

Sí. Julio además de labrador y de alguacil era jotero. Entonaba una jota en cuanto tenía ocasión. A sus 96 años aún tenía garganta para echar una jota ante el asombro de quien no le conocía esta faceta y la complacencia de quienes le animaban a cantarla.

Julio era la alegría del “banco del Lavadero de la Fuente”. La última tertulia de Azuelo que cogió el testigo de la desaparecida en La Rinconada. En el banco situado junto a la verja de entrada al lavadero pasaban muchas horas Julio y su cuidadora Viki de conversación con todo el que por allí pasaba y departía unos minutos con ellos.

Julió no abandonó su pueblo para emigrar a la ciudad en busca de un trabajo más suave. Solamente salió del pueblo en su vejez, después de muchos años jubilado, cuando su dependencia no le permitía ya al matrimonio vivir solos. Esta pausa, duró muy poco porque enseguida volvieron a Azuelo y con la ayuda de sus hijos y una asistenta aquí han acabado sus días.

Con el fallecimiento de Julio, Azuelo también se ha muerto un poco más. Se nos ha ido la alegría del banco del Lavadero de la Fuente. Con él se ha cerrado otra casa más del pueblo que ya sólo se abrirá algún fin de semana y quizás en las fiestas del pueblo. Ojalá nos equivoquemos y se abra muy a menudo. Azuelo se envejece, Azuelo se despuebla.

Hoy, desde la página de la Asociación Santa Engracia enviamos nuestro más sentido pésame y les acompañamos en estos días de dolor a sus hijos José Luis y Cloti, Mª Teo y José Luis, Miguel Angel y Estrella, a sus nietos y biznietos, y a todos sus familiares.

No podíamos despedir a Julio mejor que con la jota que él tantas veces cantó. Va por ti, ¡labrador!

Y labrador fue mi abuelo, labrador era mi padre
y labrador fue mi abuelo
y yo como labrador a una labradora quiero,
a una labradora quiero, labrador era mi padre.