Noticias

JERÓNIMO

             El día 13 de noviembre falleció en Torres del Río el azueluco Jerónimo Aristimuño Carlos a los 91 años de edad.           Jerónimo era…
16 Noviembre, 2013

             El día 13 de noviembre falleció en Torres del Río el azueluco Jerónimo Aristimuño Carlos a los 91 años de edad. 

         Jerónimo era hijo de Saturnino y Joaquina, los carpinteros de Azuelo. Esta familia de carpinteros que se asentó en Azuelo a mediados del siglo XIX procedente de Contrasta, Álava, tuvo continuidad en el oficio hasta la actual generación que lo ha abandonado; carpinteros de esta familia fueron además de Saturnino, Julito, Paco, Primitivo,  Jerónimo y su hijo Faustino. 

          Primitivo y Jerónimo establecieron su carpintería en Torres del Río a mediados del siglo XX y desde entonces se les ha conocido como “Los Carpinteros de Torres”, donde trabajaron para todos los pueblos lindantes en un radio de kilómetros bastante amplio. 

        De Jerónimo aún se cuentan en Azuelo un par de anécdotas o chascarrillos que recuerdan lo jovial y juerguista que era de joven y mozo, en aquellos tiempos que tanto los niños como los jóvenes se entretenían con cualquier cosa que tenían a su alcance en su entorno inmediato. La primera de ellas es la que cuenta cómo Jerónimo en una apuesta entre mozos se metió en una comporta de mimbre, ya que entonces no había de madera, de las que se usaban para transportar las uvas en la vendimia y bajo rodando desde la puerta de su carpintería por la cuesta de la herrería hasta la carretera aguantando golpes y coscorrones sin salir de la comporta; hemos de recordar que en ese tiempo las calles del pueblo aún estaban sin encementar y llenas de piedras. Ganó la apuesta. 

         La segunda, también fue una apuesta en la taberna de Jesús “El Bueno” y la María. Se apostó con los mozos a que se subía trepando por la chimenea al tejado desde la cocina. La cocina era de las de fogón en el suelo y la chimenea de amplia campana se iba estrechando según se iba ascendiendo. Una versión dice que la cocina estaba encendida, otra versión dice que estaba apagada; en lo que sí coinciden las versiones es en que ese día, que era uno de los “días de hostia” del año, había estrenado un traje y sin quitárselo inició a trepar por la chimenea; en los primeros metros no tuvo problema pero según iba ascendiendo la chimenea se iba estrechando hasta que llegó a un punto donde ya no podía pasar y hubo de descender perdiendo la apuesta. 

            Estamos seguros de que los mayores de Azuelo al leer estas líneas tendrán muy presente a Jerónimo y guardarán de él gratos recuerdos, como lo harán sus hijos Conchi y Mauro, Lourdes y Andrés, y Faustino y Fabiola a quienes desde aquí les enviamos nuestro sentido pésame por el fallecimiento de su padre; pésame que también hacemos extensivo a lo familiares de Jerónimo.