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DESCUBRIENDO BARGOTA

  Azuelo y Bargota son dos pueblos que mugan sus términos, que comparten el término de Garañango, que de pueblo a pueblo por el camino de Garañango,…
07 Agosto, 2010

 

Azuelo y Bargota son dos pueblos que mugan sus términos, que comparten el término de Garañango, que de pueblo a pueblo por el camino de Garañango, precisamente, están a seis kilómetros y que parecían estar a años luz de distancia, aunque algunos de Azuelo se aprendieron el atajo y se encontraron en Bargota algunas guapas mozas como Silvio a Consuelo, Roberto a Lola o César a Laura.   Estos dos últimos años a raíz de la actividad conjunta de “La ruta de los lavaderos” han aumentado considerablemente las relaciones entre los dos pueblos, tanto que los de Bargota nos invitaron a participar en su gran fiesta que se prolonga a lo largo de toda una semana, “La Semana de la Brujería”.   Cuando se enteraron del desaguisado que nos habían hecho en la Choza de los Pastores y que íbamos a volver a restaurarla para dejarla “guapa” se ofrecieron y vinieron a ayudarnos en estos trabajos ocupándose ellos de la pintura. Cuando la Choza quedó restaurada los de Azuelo y los de Bargota lo celebramos con un buen almuerzo en ella.   Terminada la Semana de La Brujería lo que procedía era un almuerzo en Bargota y allí que se fueron los de Azuelo el día 24 de julio a almorzar. Tras dar cuenta de un gran calderete de caracoles y unos platos de pimientos al chilindrón se dio por terminado el almuerzo hasta con un café, pero no hubo despedida porque al grito de los de Bargota ¡Qué os habéis creído los de Azuelo que aquí no tenemos aljibes, ni chozas, ni balsas! montaron todos en los coches para iniciar el recorrido turístico por los campos de Bargota.   La judición de Azuelo es alargada pero la de Bargota es mucho más parece una longaniza sin atar o como es el otro dicho, más larga que un día sin pan. Disfrutaron los de Azuelo recorriendo toda la zona sur de Bargota porque la norte, la que da a Azuelo ya la conocían. Descubrieron un mar verde, verde, verde, sus viñedos, su “oro verde”, que llega casi hasta el mismo Ebro, hasta La Rioja que les dio su denominación, el que ha hecho de Bargota un nuevo Bargota, el que ha conseguido fijar y hasta aumentar su población cuando iba cuesta abajo; aunque estos últimos años el oro ya no es tan oro porque ha bajado mucho el precio de la uva. Que no se preocupen los de Bargota, que esto será pasajero y sus viñas volverán a producir esos ricos caldos que los de Azuelo degustamos cuando los visitamos.   Vieron los de Azuelo un gran aljibe que abastecía de agua en verano a segadores y acarreadores que está muy bien conservado. Visitaron una gran balsa que abastece de agua al término de El Regadío, ahora ocupado por viñas, y otra balsa que no está en uso, cerca del pueblo que era de la que antiguamente abastecía al pueblo. También vieron un sin fin de chozas de labranza que jalonaban toda su judición con el mismo formato y materiales de construcción que las de Azuelo.   Terminado el recorrido turístico regresaron otra vez a Bargota donde les estaba esperando un cordero asado del que dieron buena cuenta y entre trago y trago de vino de Bargota, dieron con él; tuvieron postre de la tierra, albaricoques y melocotones, y con el café, las copas y un dulce hojaldre de la panadería de Viana dieron por terminada la comuida.  

La despedida fue unánime, ¡Hay que cultivar las relaciones! ¡La próxima cita un almuerzo en el Corral de Ganuza, entre Azuelo y Bargota!