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AURELIO, EL ÚLTIMO TROVERO DE TIERRA ESTELLA

              El día 24 de agosto de 2.011 falleció en Estella un azueluco muy famoso y conocido por todo Tierra Estalla, Aurelio Aristimuño Acedo a…
25 Agosto, 2011

 

            El día 24 de agosto de 2.011 falleció en Estella un azueluco muy famoso y conocido por todo Tierra Estalla, Aurelio Aristimuño Acedo a los 95 años de edad, “El último trovero de Tierra Estella”               Nació Aurelio el 25 de septiembre de 1.915 en Azuelo, pequeña localidad de Tierra Estella, a la sombra de Yoar junto al Santuario de Codés, dentro de una humilde familia de carpinteros. Siendo muy niño perdió un ojo jugando con sus amigos; a partir de entonces fue conocido por Aurelio “El Tuerto”. Él cantaba su genealogía   Yo soy hijo de Julito,
y soy nacido en Azuelo;
sobrino de la Justina,
también nieto de Valerio
              Si la vista la tuvo mermada, de oído anduvo sobrado, ya que desde muy niño su afición por la música lo iba a convertir en una figura de alegría y buen humor. Con sus primeras perras ahorradas se compró una guitarra de segunda mano y unos años más tarde se hizo con un acordeón de “botones” que le compró a Victorino Oyaga, el “Ciego de Metauten”, quien se iba a convertir en su más fiel compañero de correrías musicales por todo Tierra Estella.               Un ciego y un tuerto formaron un tándem musical que pronto se hizo famoso y los mozos de los pueblos se los rifaban para llevarlos como animadores de sus fiestas y celebraciones.               Decir Aurelio es lo mismo que decir acordeón y decir acordeón es lo mismo que decir alegría, por eso Aurelio fue durante toda su vida la alegría personificada. Allí donde llegaba Aurelio, llegaba la alegría; jotas, coplas, anécdotas, chascarrillos… eran la salsa de una tertulia que se formaba a su alrededor y que se comía el tiempo hasta hacer pararse al reloj, por eso cantaba   El reloj de la torre da las horas en balde las medias “pa” las mujeres y los cuartos “pal” alcalde   Hoy sentimos que su tiempo se haya parado para siempre, como para siempre nos quedará su recuerdo y su legado musical recogidos en el libro “Aurelio, el Último Trovero de Tierra Estella”, escrito el año 1.999 por su sobrino Pedro San Emeterio Acedo               Pronto se quedó huérfano al morir su madre y pocos años después su padre. Hubo de “espabilarse” como entonces se decía y se agarró a todo lo que para él podía ser trabajo. A lo largo de su vida realizó varios oficios, carpintero, agricultor, pastor, molinero, carnicero, yesero y tejero. El nos lo cantó así en algunas de sus coplillas.   Sin haber ido a colegios yo tengo cuatro carreras: guitarrista, cantador, tejero y pastor de ovejas   A los curas la carrera dicen que les cuesta once años, más nos cuesta a los pastores que nunca la terminamos.   En el pueblo de Torralba no creo que me quieran mal, cuando estuve de molinero a nadie le faltó pan.               Sus ganancias de animador de Fiestas, Quintos, Rondas, Carnavales, Santa Agueda, Bodas, Bautizos.., le dieron para comprarse una bicicleta y con ella recorrer los pueblos de la Merindad. En una parrilla sobre la rueda trasera colocó la caja del acordeón para transportarla aunque en los tiempos del estraperlo le servía para camuflar los productos que en ella metía, como las alubias de Genevilla que llevaba a Zubielqui, donde vivía, pasando por delante de los guardias en Santa Cruz con el acordeón colgada a su espalda.               Se casó Aurelio con Paula Ganuza Barbarin, que falleció en el 2.008, una moza de Zufía, con la que tuvo cuatro hijos, Julio, fallecido, Benito, Blanca y Fernando. También daba consejos para buscar novia   Nunca busques mujer joven que es un espejo de engaños, búscala vieja, bien vieja de diecinueve o veinte años.               Los años fueron pasando y Aurelio con su acordeón y su bicicleta no dejaba de recorrer Tierra Estella hasta que se afincó a vivir en Zubielqui, trabajando en las labores duras de la tejería. Aurelio al jubilarse se fue a vivir a Estella. Los años le pesaban y él los llevaba como siempre lo había hecho en su vida, con alegría y buen humor. Hacía años que había dejado la bicicleta y ahora era su hijo Julio quien lo llevaba de pueblo en pueblo recordando los “saraos” que allí había organizado.   Mis juergas y mis fatigas ya no se pueden contar, unas se van y otras vienen como las olas del mar               En Estella, mientras sus facultades se lo permitieron, siguió con el acordeón y cuando ya no pudo manejarla por su peso, retomó de nuevo la guitarra. Tocó con el grupo de Auroros de Estella y agrupaciones de cuerda como en la Rondalla Los Estellicas.   Que vivamos en Estella como un remanso de paz, la Rondalla San Andrés en la calle y el hogar   Aurelio se ha ido y con él ha desaparecido esa figura del juglar popular que con su acordeón al hombro iba de pueblo en pueblo alegrando cualquier fiesta o celebración con su humor, su picardía y sus juegos de palabras que decían o sugerían muchos dichos y pensamientos que alegraban al pueblo llano y enfadaban a curas, guardias civiles y alcaldes.   Por ahí viene un cura gordo, no es de alubias, ni patatas. Es de pollos y conejos que le llevan las beatas.   En llegando el hombre a viejo, sólo piensa en rezar, en besarle el culo a los santos y en comer sin trabajar               Adiós Aurelio, “Último trovero de Tierra Estella”. Tras una larga e intensa vida de alegría y trabajo fuiste feliz e hiciste felices a todos quienes te rodearon. Todos ellos y los que tuvimos la suerte de compartir muchos ratos contigo te agradecemos los buenos momentos que pasamos juntos olvidándonos de los sinsabores de la vida. Es por ello por lo que no podríamos terminar esta pequeña semblanza sin tu despedida.   Allá va la despedida, la que echamos los de Estella, no hay mejor cosa en el mundo que esté la bodega llena   Aurelio ha sido muy querido en Azuelo. Nuestra Asociación le ha rendido homenaje en dos ocasiones, una como acordeonista y trovero, y otra como agricultor.               Desde aquí queremos hacer llegar nuestro más sentido pésame a sus hijos, Rosa, viuda de Julio, Benito y Maite, Blanca y Florencio, Fernando y Charo, a sus nietos y a todos sus familiares reconfortándonos todos con lo mejor de Aurelio, su música y sus coplas.   Estamos seguros de que en tu funeral, tus amigos de la Rondalla Los Estellicas cantarán en tu honor el pasacalles que tú dedicaste a tu pueblo, Azuelo.   Pasacalles de Azuelo   Si te pones a mirar desde lo alto al momento algo bello puedes ver, es Azuelo, Aguilar, también Torralba y el santuario de la Virgen de Codés.   Es Azuelo con su hermoso campanario cuando tocan sus campanas a doblar y que llaman a sus hijos con sus sones de alegría me dan ganas de cantar.   Y recuerdo un gran día señalado donde hice mi primera comunión, a mi pueblo lindo y querido yo lo llevo dentro de mi corazón   Y si acaso algún día voy muy lejos donde quiera que yo me pueda encontrar en Azuelo yo he vivido con mis padres que jamás nunca los podré olvidar