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ASCENSION DÍAZ DE CERIO

El día 22 de enero de 2017 falleció en Azuelo Ascensión Díaz de Cerio Gámiz a los 91 años de edad Ascensión, hija de Marcos e Inés se casó con…
27 Enero, 2017

El día 22 de enero de 2017 falleció en Azuelo Ascensión Díaz de Cerio Gámiz a los 91 años de edad

Ascensión, hija de Marcos e Inés se casó con Julio Zamora. Este matrimonio tuvo cuatro hijos, José Luis desposado con Cloti, Mª Teo desposada con José Luis,  Angel (+) y Miguel Angel desposado con Estrella.

Fue Ascensión una mujer hija de labradores y desposada con un labrador. Una mujer de su tiempo en el que le tocó ya desde niña colaborar y ayudar en las labores de la casa y en las agrícolas. Ascensión ha sido una de las mujeres que han desempeñado el rol de mujer labradora del Azuelo rural del siglo pasado.

Ascensión y Julio resistieron los envites de la mecanización del campo y se quedaron en Azuelo haciendo oídos sordos a los cantos de sirena que a nuestro pueblo llegaban desde las zonas industrializadas próximas a donde acudieron la mayoría de los habitantes del pueblo en busca de una vida más fácil y menos dura que la de rascar el terruño por los “turrutales” de la Sierra para conseguir el sustento.

Ascensión, mujer de ideas claras, tan claras como sus ojos, no quiso para sus hijos la vida que ella había llevado en el pueblo y envió a sus tres hijos a la “capital” a forjarse un porvenir alejado de los fríos del invierno y de los calores del verano que ella había padecido toda su vida. Objetivo que consiguieron.

Ascensión, como todas las mujeres de su época en Azuelo, tuvo que atender a los hijos y al marido, cuidar de los abuelos, realizar las tareas del ama de casa, cocinar, lavar, planchar, coser y hasta tejer jerséis, bufandas y calcetines …,  atender a los animales domésticos, cabras, gallinas, conejos, cerdos… y aún sacaba tiempo para ayudar a su marido en las labores del campo en la primavera para ir a cortar cardos en las piezas de cereal, en verano para ir a segar, a trillar en la era o a regar el regadío del Cañucal. Una mujer trabajadora y sufrida, a la que nunca se le oyó quejarse; mujer sensata y de preclara memoria que aceptaba su devenir de una forma natural confortada con sus creencias y devociones entre las que priorizaba a la Virgen de Codés.

Ascensión fue feliz durante toda su vida. Decía que le gustaba oír el gorgoreo de  la fuente junto a su casa y lavar en el lavadero. Si fue feliz durante toda su vida lo fue más en los últimos años cuando, ya mayor y las fuerzas le faltaban, tras peregrinar por las casas de sus hijos “en la capital” regresó a Azuelo, a su casa, ahora eran los hijos los que peregrinaban y llegaban a la suya acompañados de ese ramo de nietos y nietas que le alegraban el ojillo, ya lloroso, con sus carantoñas y sonrisas. Cuando conversabas con ella sentados en el banco del lavadero decía que le ilusionaba pasar la última etapa de su vida en Azuelo donde le gustaría morir, como lo hicieron sus padres. Su ilusión se ha hecho realidad. No hay duda de que Ascensión descansa en paz. Es por ello por lo que desde aquí acompañamos a sus hijos, nietos y demás familiares en estos días de condolencia por el fallecimiento de esta azueluca tan querida por ellos y recordada por nosotros.

Quizás la mejor forma de recordarla sea con este poema de sus nietos y que a todos nos leyeron el día de su funeral.

 

¡ABUELA!, ¡ME QUEDO CONTIGO!

ME QUEDO con esos ojos azules que brillaban nada más vernos,

ME QUEDO con esa picardía cuando jugabas a las cartas con el abuelo, intentando hacer trampas para ganar.

ME QUEDO con ese afán de cogernos los jerseys y estirarlos tanto que los conseguías aumentar una talla, para conseguir ver el punto.

ME QUEDO con esas noches en las que ponías el rosario a todo volumen no dejándonos dormir.

ME QUEDO con esa imagen tuya en el sofá haciendo ganchillo y deseando que llegase la hora de comer.

ME QUEDO con esa protección hacia nosotros y la preocupación de que nos fuese bien en todo lo que hacemos.

ME QUEDO con todas las lecciones que nos has dado, nos irá bien.

ME QUEDO con esos robos de comida entre el abuelo y tú para la consecución del mejor plato.

ME QUEDO con esa decoración de nuestras casas al levantarte del sofá y arrastrar la lana por todos los rincones dejando una de obra de arte tras tu paso… “Picasso se te queda pequeño”.

ME QUEDO, sobre todo, con esa sonrisa que nos has brindado durante todos estos años.

Abuela puedes estar tranquila seremos buenos tanto como lo fuiste tú. Descansa, te lo has ganado.

TE QUEREMOS MUCHO.